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Decir que ahora todo era igual que antes era una mentira más grande que el Everest.

Le gustará o no, había creado un pequeño vínculo con cierta personita, y ese vínculo está causando disturbios para algunos ojos, como lo era el caso de cierta familia de cierta castaña que no aprobaban su amistad con cierto rubio hermano de su mejor amiga.

No tenía nada de malo tener un amigo.

Eso le había dicho -muy feliz, cabe aclarar- Darling la tarde en que encontró a Rosabella con Daring en plena partida de ajedrez mientras ella se reía de él porque era la tercera vez que jugaban y estaba a punto de ganar también por tercera vez.

Los medios vieron eso como algo común, ya que Rosabella estaba relacionada con Darling ya desde hacía unos meses.

Pero con las constantes salidas de la rubia menor para verse con Chase, Rosabella cada vez la encontraba menos en casa. Mientras que Daring siempre, queriendo o no, terminaba en una conversación o juego trivial, si no es que ambos, con la castaña.

Eso fueron claro los primeros meses. Luego vinieron los siguientes: encuentros amistosos en el parque, conversaciones en la heladería o sencillamente salidas de tarde en busca de coleccionables de Taylor Swift.

Si, estaban obsesionados más que todo con los discos, pero vamos, todo era aceptado. Y fue esa misma liberación, ese carisma, esa felicidad la que llamó la atención.

Rosabella ¿Es verdad que el señor Charming y tú son más que amigos?

—¿Tienen una relación secreta?

—Daring, ¿Algo que comentar sobre tu vínculo con la señorita Beauty?

—¿Se sumará un miembro más a las realeza francesa que nos visita?

—Todo se trata de eso —comentó con helado en la boca la castaña a su amigo. Él rió, mitad por lo gracioso que era la situación y mitad por la manera en que la morena lo había dicho... había hecho una cara graciosa, una mueca, que solo le causaba risa.

—Ansío saber que inventaran mañana.

—Tú no tienes 13 fotógrafos y periodistas detrás de ti las veinticuatro horas —bufó ella mientras fruncia divertidamente los labios. Era cierto, acceder a él era más difícil, más que todo porque pasaba la mayor parte de su tiempo en la empresa.

En cambio ella era activista, el medio ambiente era su debilidad y no había semana en que no estuviera en alguna campaña de limpieza o algo. Con o sin permiso la mayoría de veces, ella iba y eso aprovechaban los paparazzi para atormentarla con ideas locas.

Porque a ella le gustaba Daring pero como amigo.

—Acepta que esto es más entretenido que los libros que compartes con mi hermana.

—Touché.

—Entonces, ¿Qué planes hay para esta noche? —sí, estaban en la casa veranera de Daring, pero habían quedado en que en esta pijamada de dos, Rosabella estaría a cargo de la organización. A ella le salía mejor, no había dudas.

—Palomitas, maratón de Tinkerbell, karaoke con las canciones de Disney y para cerrar karaoke con las diez Eras de Taylor.

—Te adoro, ¿Lo sabes verdad? —comentó bromeando hacia ella. Se había acostumbrado a escucharlo, pero esta vez causó un hormigueo extraño en su piel, cosa que sin esperarlo la dejaría dudando toda una semana sobre si las cosas quizás si estaban cambiando, por lo menos en ella.

Justo donde me dejasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora