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Ya se empezaban a despertar los niños por que Kyouka los estaba obligando a despertar. Por lo mismo fui a ver a Ochako, ella despertó normalmente cuando la removí y me sonrió somnolienta. Su rostro se cubría medianamente de su alborotado cabello, así que se lo ordené con cuidado, aunque ella movía la cabeza hacia todos lados para que no lo haga.

La tomé en mis brazos como siempre para ir abajo con los muchachos, pero esta vez yo no debía servirles desayuno, ya que los fines de semana y feriados era cuando ellos debían hacérselo y también hacer la once por si solos, obviamente yo podía ayudarlos pero la idea era que no. Esas eran las reglas de Nemuri después de todo. Claramente con la bebé no era así, aún no tenía esa habilidad de hacer algo tan complejo.

Estábamos bajando la escalera con Ochako hasta que vi como la mayoría de los niños desde lejos miraban con miedo el comedor, donde estaba Katsuki sentado terminando sus comidas.

—¡Kaan!

En mis brazos se removía la pequeña para llamar su atención y él la miró con una neutra expresión. Hicimos un fugaz contacto visual, cosa que me hizo sentir raro por su mirada, pero lo dejé pasar.

El rubio se levantó para ir a buscar a la niña que quería la atención de su hermano mayor pero Eijirou se puso delante mío y abrió sus brazos mientras lo observaba con miedo y valentía a la vez. Su cuerpo temblaba.

—¡N-No vas a acercarte al tío Izuku otra vez!

Mina miró la acción su hermano y lo imitó con más confianza. Me daba ternura porque me estaban protegiendo aunque ya estaba más o menos todo bien con el adulto.

Con el ceño fruncido y un puchero vi a Sero colocarse también delante mío. Me sorprendió en demasía su actuar, pensé que no podía odiarme más y ahí estaba. El trío dinámico en acción.

Tenya con Kyouka y Denki estaban también algo impactados pero más que nada la chica estaba en posición de cualquier cosa, como si estuviese esperando un movimiento para atacar.

—Tranquilos, niños, y gracias por defenderme —acaricié el rostro de Mina con cariño para que se relajasen todos en general—. Está bien, Katsuki no va a hacer nada nunca más —recalqué las dos últimas palabras—, ¿verdad?

Alcé mi rostro para verlo con una ligera sonrisa, en parte para demostrarle a los muchachos que no había de qué preocuparse, pero no me esperé el rostro sonrojado de Bakugou junto a unos enormes ojos que me miraban. Ignoré el hecho de que eso me avergonzó de sobremanera sin dejar mi sonrisa.

—Lo juro por mi vida —respondió.

Yo ya no podía más, mi corazón estaba como loco y sentí como un suspiro escapó de mi boca. Lo dijo de una forma tan delicada, como si yo fuese lo más preciado para él. Un extraño y don nadie como yo.

Los pequeños al oír aquello se sorprendieron y se miraron entre ellos. Asintieron una vez con la cabeza y de a poco me dejaron el paso. Yo les agradecí en voz baja por su linda protección, ellos se veían muy preocupados por mi y me llenaba el pecho.

—Lo juraste, ¡si no lo cumples te irás al skibidi infierno! —gritó Mina apuntándolo con el dedo y agarró del la mano a Eijirou para marcharse de ahí. Sero se fue detrás asustado.

No entendía muy bien el lenguaje de los niños de ahora por la tecnología, pero me imagino que debía ser algo malo ese Scooby-no-se-qué infierno.

Intentando calmar mi respiración me acerqué de a poco a Katsuki con sigilo y Ochako al verlo cerca le estiró los brazos, por lo que le pasé a la bebé y él sin dejar de mirarme la recibió. Casi por arte de magia se aferró a los brazos del mayor y empezó a reír, por lo que Katsuki rozó su nariz con la de ella y le fascinó.

babysitter [katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora