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En la madrugada empecé a oír ruidos extraños, intenté abrir mis ojos pero estaba tan cansado por ayer que se sentía una labor imposible. Se escuchaba como sonidos de dolor en la habitación, llegué a pensar que era la televisión.

Recordé que estaba con Katsuki en su cama durmiendo y abrí como pude los ojos mientras me los restregaba. Gracias a esa suave luz de su velador pude verlo mientras enterraba el rostro en la almohada y lo apretaba con fuerza hacia él.

No sabía si estaba durmiendo o no pero no dudé en acercarme a él. Toqué suavemente su brazo y lo apreté un poco para que me sienta y evite asustarse. No estaba reaccionando a mi tacto así que hice más fuerza, pero nada.

Se estaba casi ahogando con la almohada en el rostro así que con mi poca fuerza del cuerpo adormilado que tenía intenté darlo vuelta y hacerlo soltar lo que abrazaba con tanta fuerza.

Yo sólo quería creer que no era lo que me estaba imaginando.

—Katsuki —lo llamé tratando aún de voltearlo por el torso—. Katsuki, date vuelta y suelta la almohada.

Me estaba empezando a desesperar que no esuchara, se sentía mal y estaba respirando muy forzado. La adrenalina creció en mi ser haciéndome sacar una fuerza desmedida por evitar cualquier cosa, lo volteé con la fuerza de mis brazos y piernas, agarré la almohada y la tiré desde un lado para que la suelte.

—Necesito inyectarme —dijo con la voz completamente raspada, alzándola y probablemente haciéndose daño en las cuerdas vocales—. Mghh.

—Katsuki —gemí agitado de lo desesperado que estaba—. Por favor, reacciona —le rogué.

Con una rodilla en su estómago me apoyé para hacer palanca, y luego de tanto forcejeo le saqué la almohada de la cara, lanzándola lejos en alguna parte de la habitación con mucha energía. Tomé del rostro al muchacho y lo vi desorientado de pronto mientras miraba hacia todos lados buscando aire como sea con la boca abierta.

—Katsuki, soy Izuku —le dije agitado mirándolo a los ojos—. Tranquilo, estoy a-aquí contigo.

Me senté a su lado y sin más lo abracé contra mi pecho, aferrándolo por completo hacia mi. Respiraba tan fuerte que llegaba a jadear, se estaba quedando sin aire, sin el oxígeno en sus pulmones. No pude saber si fue intencional o no lo que había ocurrido pero yo sólo lo abracé, era el instinto hablándome, diciendo que tenía que protegerlo ahora mismo.

—Katsuki, respira hondo conmigo.

Me puse a respirar de la forma en que yo quería que lo hiciera e intentó hacerlo muy dificultoso. Inhalar por la nariz y botar el aire por la boca.

—Por favor... No me dejes —dijo entrecortado.

Sus palabras tan tristes me hicieron acercarlo más a mi. Acaricié su rostro con mi pulgar en su mejilla y lo dejé sobre mi cuerpo recostado. Lo sentí también acomodarse sobre mi y lo dejé hacerlo.

El tacto de ese tipo con alguien más era totalmente nuevo para mi, pero tendí a hacer lo que mi madre solía hacer cuando estaba triste. Era extraña la cercanía y se sentía bien realmente, muy cómodo, todo lo contrario a lo que creí que era.

Seguí acariciando entre su rostro y su mandíbula hasta que su respiración se calmó, de a poco pudo lograrlo. Me volví a recostar pero con la espalda apoyada en el respaldo de la cama sin soltar al muchacho, no iba a soltarlo.

Todo eso que fue en el pasado, todo el mal que él hizo, y todo lo que provocó antes se iba desvaneciendo de mi cabeza para enfocarme en lo que realmente era. Katsuki estaba enfermo, era adicto y tenía una fuerte depresión supongo que relacionada a la pérdida de sus seres queridos. No venían a mi cabeza esos recuerdos en los que drogado actuó en la casa, como cuando me tiró al suelo la comida que le llevé, o cuando se paseaba en casa desnudo... O cuando ocurrió aquello en la entrada, nada. Toda mi atención era en el presente, en que quería dejar eso atrás y comenzar de nuevo.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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