02. problems in paradise

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Manama, Bahrain.
Marzo 6, 2023.

— ¡Shot! — Gritó George con la botella en mano.

Todos gritaron emocionados, el británico pasó persona por persona derramando el líquido en la boca de cada uno.

Después de recibir el shot, algunos se fueron a la pista, otros se quedaron en la mesa, y Lance desapareció.

Bufé sentándome en el sofá de nuestra zona. — ¿Qué ocurre preciosura? — George se sentó a mi lado.

— Estupidos hombres, ya sabes. — Me encogí de hombros.

Me miró con los ojos entrecerrados. — Fingiré que no dijiste eso. — Le dió un trago a la botella.

— ¿Viste a Lance? — Torcí la boca. — Lo perdí de vista.

— Después de que le di el shot se fue. — Fruncí el ceño.

— ¿Se fue del club? — Pregunté confundida, George solo asintió. — Que idiota. — Susurré.

— Tenias razón, hombres estupidos. — Se encogió de hombros.

— Anda, dame otro shot. — Asintió derramando el líquido en mi boca.

El alcohol calentaba mi garganta, una sensación de calidez invadió mi cuerpo.

— ¿Bailamos? — Preguntó un Russell muy animado, extendiéndome su mano.

Asentí con seguridad, tomó mi mano y caminamos hacia la pista, donde estaban casi todos.

— Creí que se quedarían de aburridos toda la noche. — Rió Carlos.

— Ya era hora de que se unieran a la pachanga. — Se acercó Sergio con una botella en la mano. — Abran bocas. — George y yo reímos acatando su orden.

later

El alcohol definitivamente había hecho efecto, mis pasos se volvieron torpes, ahora estábamos esperando los autos, era hora de volver al hotel.

Me aparté un poco de todos para enviarle un mensaje a quien se supone es mi novio.

Yo: Gracias por dejarme sola, otra vez.
Lance: Lo siento nena, luego te lo compensaré.
Yo: Ahórratelo.

Resoplé guardando mi teléfono nuevamente.

— ¿Todo bien? — Reconocí su voz de inmediato, así que me giré para verlo.

Me encogí de hombros. — Supongo que ya es costumbre. — Reí.

— ¿Volvió a dejarte? — Torció la boca acercándose.

Asentí medio sonriendo. — Otra vez.

— Ven conmigo, te llevaré al hotel. — Sonrió con amabilidad.

Suspiré cansada. — Gracias Charles. — Le devolví la sonrisa.

Me dió un abrazo, que se sintió bastante bien, reconfortante, sentir su calidez, oler su perfume, estar así de cerca se sentía bien.

— Charles. — Lo llamó Carlos. — Hora de irnos. — El monegasco asintió mientras nos separamos del abrazo.

— ¿Vamos? — Me ofreció su brazo.

Sonreí entrelazando mi brazo con el suyo. — Vamos.

Caminamos a su auto, Carlos y George se subieron en la parte de atrás, los más sobrios eran los dos pilotos de Ferrari.

George estaba casi dormido en el asiento trasero, mientras Carlos le iba tomando múltiples fotos.

— Servirán para después. — Se rió mientras las veía en su teléfono.

Getaway Car [Charles Leclerc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora