Yo... yo aún sigo luchando. Sigo intentando deshacerme de mis demonios. Continuo en la carrera de alcanzar una meta intangible de vida que me tiene agotada.
He tenido bastante tiempo, no, el tiempo ha tenido bastante de mí y conmigo. Mientras más busco ignorarlo, mi corazón alimenta el diluvio de dudas en mi cabeza.
Temo por lo que venga, pero, no tanto como temo por quien quiera volver a dar todo de sí mismo y yo no tenga nada que Ser o Hacer.
Nos detuvimos con el goteo constante de húmedos y rocosos espacios como melodía de fondo, él se giró lento, preguntándome con sus ojos cómo estoy o más bien, si estoy en presente. Siento el calor del fuego ardiendo de su antorcha iluminando mi rostro. Sus faroles azules me transmiten una paz inmensurable, quisiera decir lo mismo de la espada que cuelga de su hombro.
Veo pasar frente a mí dolorosos recuerdos que aún busco sanar, pérdidas que llorar y la fuerza para poder gobernar los escombros de un reino en medio de su catarsis, o al menos de los que aún pueden sostenerse de pie.
Él duda un par de veces antes de posar su mano libre en mi antebrazo, suave, aunque lo suficientemente firme para brindar algún pequeño consuelo.
Podría pensarse que ninguno de los dos tiene algo que perder... pero, sé que eso no es así.
Veo las comisuras de sus labios alzarse apenas un centímetro y me contagia su acción de manera sincera.
— Últimamente sonríes mucho, Link.
Un atisbo de su risa se hizo presente entre nosotros en el vacío y veo sus mejillas sonrojarse.
Porque cuando no te queda nada, te aferras a lo más cercano que puede sostenerte.
— Continuemos, ya estamos cerca del mausoleo real. No tardemos para que lleguemos a tiempo a la cena conmemorativa de los Campeones en la Región Zora.
Y después de mi imperativo, el sonido de nuestros pasos llenaron de eco la cueva.
— Creía que el Castillo de Hyrule no podía llegar más allá del suelo de la red de las Torres Sheikah. Aún hay mucho que desconozco, pero, ¿Por qué siento que de alguna manera el tiempo se me acaba?
Pregunté con las palabras rebotando hacia mi cabeza, intentando responderse con algún sentido.
Debí suponer que hay mucho más allá de lo que mi mente puede comprender, y que era demasiado joven para contener y cargar la fuerza y sabiduría de milenios antes de mí.
Un canto retumba en mi cabeza y de repente, me detengo. No fue el espíritu de la Espada, el cual no escucho desde hace tiempo y dudé en que Link hubiera desarrollado habilidades para el canto. Entonces, ¿Quién fue?
Me pregunto si todas las descendientes de la Diosa Hylia, ¿Llegaron a sentirse cómo yo?
Un susurro acaricia mi oído y gira mi cabeza hacia la derecha.
— ¿Qué es esto..?
Pienso en voz alta mientras me agacho e intento raspar con mis prendas la pared desgastada que esconde un secreto, o tal vez, la verdad que buscamos.
Prontamente Link se une hasta que una capa de polvo densa y pequeñas rocas caen a nuestros hombros.
Extraños símbolos tallados en la pared hablan de un ejército de sombras que marchan con alguien. ¿Quién es este Rey que gobierna fuerzas desconocidas sobre Hyrule?
Nunca sentirse lo suficientemente preparada para lo que está por venir.
— La conozco. — llamé la atención del castaño tan rápido las palabras se escucharon de mi boca. — No tengo duda, es ella... — tomé una bocanada de aire, antes de explicar:— Antes del cataclismo, aún antes de despertar mis poderes... tuve un sueño y en ella una ninfa, o tal vez una deidad iluminando las sombras que parecían sellarla. Ella me hablaba, pero, no podía acudir a su llamado, pues tampoco la escuchaba.
Mis manos se alzaron al tallado, y recorrieron sus faldas hasta su su cabello, de su cabello a su mano, más no sentí o vi algo. Y contrastando la rugosa mano con la mía de sangre y carne, recuerdo que mis poderes se han escondido de mí, de nuevo.
— Quisiera olvidarlo, aunque no puedo evitar preguntarme si es que fue un presagio, del cataclismo o algo más. Solo sé que fui inhábil de descifrarlo y no me queda más que rezar porque solo haya sido un extraño producto de mi subconsciente por la quimera de mis poderes.
Froté mis manos, como vieja costumbre que delata mi inseguridad y busqué serenidad en mis palabras.
Aún recuerdo a Ganon renaciendo de los cimientos del castillo, brotando como enredaderas listas para aprisionar estas tierras, ganando fuerza desde un lugar que nadie pensó podría resurgir. No como el vientre de una madre, o del viento abrasador. No como una caja que pudiera abrirse con la llave de un candado, ni de lugares sagrados que pudieran corromperse.
Un estruendo sacude los restos del Castillo, chocamos por la inercia de los movimientos contra las viejas construcciones de piedra. Link no duda ni un segundo en cubrirme tan rápido como puede de los escombros que caían alrededor nuestro.
Antes de que pudiéramos procesar el acontecimiento, el temblor cesó.
Pasaron unos segundos para reincorporarnos lentamente, Link vio por mí, y yo vi por él. Sacudimos nuestras prendas y nos miramos debatiendo sobre nuestros siguientes pasos.
Recordamos la última vez que las tierras de Hyrule se sacudieron bajo nuestros pies, pero, eso fue cuando ...
— ¿Link?
Mi corazón había acelerado su ritmo y las manos comenzaron a sudarme.Pude verlo con la mirada gacha, manteniendo una secreta conversación con la Espada, la cual brillaba con especial resplandor que no se apreciaba desde la batalla contra el Cataclismo.
No podía escuchar lo que decían, más cuando el Héroe dirigió su vista hacia el pasillo empapado de tinieblas del fondo, algo pude entender.
Él comienza a caminar hacia la penumbra, cuando tenues destellos marcan el camino a seguir, no hay duda, la siguiente parada de nuestro destino está detrás de la oscuridad.
Estoy desarmada en cuerpo y alma, yo nunca pedí ni anhelé este destino.
— ¡Link! — tomó su mano, deteniendo así su paso y mi acción lo obligó a verme. Más cuando nuestras miradas chocaron, vino a mí una visión.
Delicados acordes en lira pronuncian una luz en el abismo que se hace fuerte a cada segundo. Las nubes invaden el cielo azul, las tierras se separan de las olas del mar.
Oh joven, guiado por el sirviente de la diosa, une la tierra y el cielo, y trae luz a la tierra.
Oh joven, muestra a las dos velas giratorias el camino a la Torre de la Luz... y delante de ti se abrirá un camino, y un cántico celestial oirás.
Era tarde para tomar consciencia de mis acciones. Sentí como mi garganta se cerraba y lo acuoso invadía mi mirada. Él está en silencio, y veo cómo su respiración se hace densa.
Estoy condenada a nunca hablar de lo que siento..., no, solamente debo hacer lo que me toca hacer, un deber que solamente yo puedo cumplir. Cuidar, amar, y proteger, aún sea en silencio y sin espadas.
De la mano de Link, me impulsé para tomar pasos al frente de él. Entonces fui yo quien retomó y sentenció sus pasos con un destino que estaré orgullosa de servir, aún cuando eso tome de mí todos mis huesos y mi último aliento.
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それは私の義務です [The Legend Of Zelda]
FanfictionOne Shot. それは私の義務です ("Mi Deber" en español). Link y Zelda continuan explorando el camino hacia el mausoleo real cuando las dudas y los intrigantes cimientos del Castillo de Hyruel les guardan su nuevo destino. Playlist en Spotify: My Duty FanFic de...