My favorite color is red.

3.

Jina •|• POV

Había despertado en la mañana, a eso de las seis, ni siquiera para ir a la escuela era tan puntual como lo sería en este encuentro, y me bañé, preparé mi cabello como si fuese a una de mis entrevistas de modelado , capaz estaba siendo muy cuidadosa con mi aspecto, observé mi reflejo, mis ojos celestes brillaban, mi labial era perfecto en conjunto a mis sombras con tonalidades suaves, sin mucha exageración. En eso se asomó mi hermano con un vaso y un sanguche, estaba masticando cuando abrió los ojos asombrado por mi aspecto.

— Jina ¿A dónde te vas? Ese vestido está hermoso pero no te queda el plateado. — Hizo la cabeza hacia atrás y siguió mirándome, analizando mi vestimenta. — Es... La primera vez que te veo usando un vestido, sin que te sientas mal por tus piernas.

— Tasha me hace sentir bastante segura en lo que mi concierne. — Voltee los ojos al verlo por el reflejo del espejo, y ahí me di cuenta que me veía demasiado bien como para ser un primer encuentro, así que me quité el labial, al menos para disimular algo. — Es... mucho ¿No? — Me di media vuelta para ver a mi hermano, él todavía tenía un vaso y la comida en las manos, le robé un poco y comí algo nerviosa. — Qué se supone que debo hacer, es simplemente un encuentro.

— Yo digo que lleves un cuchillo, por las dudas de que no te secuestre. — Asintió súper seguro de lo que decía, pero no me servía, solo rodeé los ojos y salí del baño poniéndome las botas. — Quédate quieta cuando te pongas los zapatos nena. — Esto último salió con algo de fuerza, un leve grito por su parte.

— Ya me voy. — Le cerré la puerta del baño, dejándolo ahí, capaz se había quedado un rato porque no salió tan rápido, pero bueno, yo me puse a guardar la comida que hice el día anterior, estaba totalmente preparada para todo.

Tenía los nervios de punta. Parecía que el estómago estaba por salir de mi boca en cualquier momento y no había vuelta atrás. No, no la habia, yo ya estaba acá... Sentada, en un colectivo que me estaba llevando con la chica que había charlado durante los últimos dos meses, sabía que estar tan nerviosa no era en absoluto normal y probablemente mi cerebro me estaba avisando que esa chica podría matarme. Pero no era cualquier chica, era Tasha, la chica que quería mucho, aquella muchacha que me hizo sentir cómoda en todo momento, cada día, cada llamada, con cada mensaje, esos recuerdos me hicieron sonreír con calidez.

Terminó el recorrido y bajé del bus, caminando a paso calmado hacia el café donde acordamos encontrarnos. Mis pies querían correr, desmoronarse o desintegrarse, pero ninguna de esas tres opciones estaban en la lista que iba a elegir. Estaba temblando, eso sí, casi vómito pero no lo hice, dentro de todo, yo estaba bien, mi garganta que tenía un nudo no, pero yo si. Por Dios ni siquiera sabía la razón de mi paranoia, es como si, no lo sé, no tenía idea de lo que me pasaba.

— ¡Hola! — La saludé, ella estaba de pie buscando con mucho disimulo, obviamente era a mi a quien buscaba, o tal vez al vendedor de algodón de azúcar que pasó por al lado mío. Yo no sabría decirlo pero cuando me vió sonrió. Y cuando yo la ví, me sonrojé. ¡Quién puede tener tan linda sonrisa si no era ella! — ¿Todo bien? — Le pregunté, con el café con pan y dulce de leche en la garganta. — Digo... O sea, Dios... ¿Cómo estás?

— Bien, Jina, estoy bien. — Soltó una leve risa después de esta respuesta y solté un suspiro, relajándome, tampoco tenía la intención de verme paranoica, nerviosa o algún otro parecido de emoción destructiva.

— ¿Vamos? — Dijimos al unísono, lo cual causó que ambas sonriamos. — Vamos. — Repetimos, asintiendo de vuelta.