Cap. 2: PRIMER PUNTO DE INFLEXIÓN

174 25 1
                                    

No había dormido, siquiera se puso el pijama, permaneció sentado en la silla de su escritorio toda la noche mirando con desdicha la caja sobre su cama. Después de pensar en matar a alguien y reírse como un loco se arrepintió, pero, lo peor, es que realmente se lo estaba planteando.

-Butters, despierta. Hay que ir a clase-. La voz de su madre al otro lado de la puerta, le sacó de sus pensamientos, miró al reloj de su mesilla de noche. Había estado toda la noche pensando en ello. Otra sonrisa traviesa apareció, intentó cubrirse y tapar su jocosa carcajada. "Me estoy volviendo loco." Pensó sin dudarlo.

Se arregló y preparó un poco para ir a clase. Después de dejar un rato de pensar en todo, el sueño llegó repentinamente a su cuerpo de nuevo, pero, aún así se dirigió a la universidad. Era de mañana, no había mucha gente en las calles. Se hizo una travesía tranquila, solitaria y bastante corta. Caminó automáticamente, iba distraído. Cuando entró a la universidad enseguida se dio cuenta de su entorno, como para no hacerlo. Todos le miraban, algunos enfadados, con indiferencia y otros con... ¿miedo? Le había amenazado un sujeto armado y con antecedentes penales, normal. Se avergonzó ante la causa de tanta atención.

Llegó a su taquilla e intentó esconderse un poco en ella hasta que todos se fueran a sus respectivas clases. Pero se le acercaron, haciendo corro en torno a él. Cuando se dio cuenta se sobresaltó. Una chica dio un par de pasos al frente para ser la primera en hablar.

-Disculpa, ¿podrías no aparecer por aquí hasta que se solucione?

Le cayó como un balde de agua fría, antes no notaban su presencia y de un día para otro no la querían ni cerca.

-Pu- pues, la... la verdad es que no quiero faltar. - Titubeó un poco ante el primer contacto directo con sus compañeros. Les miró a la cara y, aunque no todos, le miraron con desprecio. Apartó la vista de ellos y se frotó las manos con nerviosismo. Empezó a tener ganas de llorar ya que aquello era un hábito que tuvo en su infancia que ya no hacía desde entonces. -Bueno... si- si me pasáis los apuntes, puedo solo venir a los exámenes-. Su voz fue disminuyendo de volumen poco a poco.

-No, nos referimos a que no vengas más-. Otro chico habló. -Mira, esto solo te incumbe a ti y no queremos que nos salpique.

-Yo... Bueno, podría-

-Podría quedarse si él quiere-. Todos voltearon a ver a Kenny que se encontraba detrás del cúmulo de gente -no tiene por qué irse, si tenéis miedo podríais venir, vosotros, solo a los exámenes o joderos. O las dos.

-No jodas Kenneth, ¿desde cuando estás con este chico? Nunca te he visto con él. ¿Os conocéis? -. Otra chica saltó agarrándole del brazo para que este no se fuera.

-Sí, desde que éramos niños. Y sí paso tiempo con él. Que tú, justo las escasas veces que me buscas, me veas solo no significa que siempre lo esté- se veía molesto y ni hacía falta mencionar que estaba a la defensiva.

-No porque quieras realmente. Solo te da pena ignorarlo después de tantos años y lo sabes-. Contra atacó la chica.

La gente perpleja, se comenzó a ir con prisa con el pretexto de que ya llegaban tarde, aunque bien poco le importa a los profesores siquiera. En ese pasillo quedaron los dos rubios en silencio y un par de personas que se habían mantenido al margen de la situación anterior.

-Butters, vamos a hablar afuera-. Dijo serio.

El mentado levantó la cabeza, estaba llorando otra vez, una vez más se derrumbó. "Esto no acabará." Una voz, como si fuera ajena a él, sonó en su cabeza. No le quiso prestar atención. Empezó a caminar detrás del ojimorado sin decir nada. "Él ni te quiere cerca. Estás solo." Habló la voz nuevamente.

Caminaron por un par de pasillos para salir a la parte de atrás del edificio. Donde siempre se reunían. A Butters le interesaba lo que le tenía que decir pero, Kenny no hablaba, evitaba su mirada. Suspiró y se secó la cara.

-¿No querías hablar? Pues habla- dijo de forma cortante. No quería estar allí, pero, necesitaba saber por qué le mintió respecto a su amistad. Si solo era un estorbo por el que sentía lástima. El más alto apretó los labios y arrugó la nariz. Seguía molesto.

-Vale, déjame explicarte- al ver que no recibía queja alguna continuó. -Después de acabar secundaria, ya sabes, todos nos dispersamos. Y dio la casualidad de que elegimos estudiar lo mismo y sí, tal vez llegó un momento en el que me quise alejar de tí ignorándote, pero, eso ya no es así desde hace mucho-. Dió un par de pasos para acercarse al otro, notaba un gran vacío entre los dos que no le gustaba.

-¿Por qué, decidiste ignorarme? - "Otra vez esa mirada." Pensó Kenny al ver en su amigo una extraña expresión.

-En un principio me dijiste que me alejara y yo no quería. Pero...- hizo una pequeña pausa. -Sí es verdad que me dejé llevar por la multitud y sus comentarios me influenciaron- rascó su nuca algo avergonzado, siempre esperó que no notará su tan estúpida decisión.

Pensativo, el menor, acabó frustrandose. "Idiota." Dijo para sí mismo y chasqueó la lengua.

-Las mentiras tienen las patas muy cortas-. Le había sentado muy mal. A esas alturas de su vida ya le daba igual perder otro amigo, pero, si se lo dijeran a la cara en vez de huir e ignorarlo, mejor que nada.

-¡Estoy diciendo la verdad!

-Ahora, pero antes no, y no me lo has dicho por tu propio pie. Te han delatado.

La tensión en el ambiente se podía cortar con un cuchillo. Tenía razón, si no fuera por eso, seguiría sin haberlo dicho. A Kenny, las cosas, económicamente, parecían irle poco a poco mejor, ya que por fin su padre pudo conseguir un trabajo decente, aportando más dinero junto con su madre y su hermano, pero socialmente se estaba desmoronando a grandes pedazos. Hace tiempo que perdió contacto con Cartman, y Kyle y Stan estaban demasiado ocupados, uno ayudando a su padre en la granja Tegridad y el otro estudiando Derecho. Sólo le quedaba Butters y a este paso, no por mucho tiempo.

El ojiazul seguía esperando, en silencio, a que el otro dijera algo, a que se disculpara o simplemente aceptase la culpa, pero nada. El silencio era ensordecedor. "No pierdas el tiempo." De nuevo sonó aquella voz en su cabeza aturdiendolo. Se sujetó la cabeza y su cuerpo perdió levemente el equilibrio. No entendía quién era al que escuchaba en su cabeza, pero ya no podía ignorarlo. Tenía razón.

-¡Butters! -Fue rápidamente a evitar que cayera, aunque no estaba ni punto de ello. Sólo tuvo una excusa para acercarse nuevamente. El contrario lo apartó bruscamente, se quería ir, ya sabía lo que iba a hacer. -Déjame ayudarte con Trent-. Butters empezó a reír bastante alto desconcertando al contrario, para, de pronto, parar y cambiar a una expresión molesta.

-No, ni lo pienses dos veces. Puedo cuidarme yo solo-. Giró para irse de una buena vez a casa, había ido a la universidad para nada. Kenny bufó, su enojo volvió y habló sin pensar.

-Sí, claro, ¿y qué harás, temblar o llorar de nuevo? -Aquello hizo que se detuviera en seco y que lo mirara fijamente por encima del hombro. En ese instante un leve escalofrío recorrió la columna del más alto. Estaba llorando por su culpa. La cagó.

-No-. Y se fue. Directo a su casa, si alguien se le cruzaba en el camino, simplemente lo empujaba. Ya no le importaba las consecuencias, se reía, teniendo en cuenta lo que estaba planeando, todo lo demás, le parecía una memez.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Espero que os esté gustando. :)

La teoría del caos. -Bunny-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora