Cap. 1: EL REGRESO DEL CAOS

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Butters paseaba por los pasillos con tranquilidad camino a su próxima clase, pero, justo le detiene la persona que ni hoy ni nunca se quería encontrar, Trent Boyett.

-Oye, oye— sujetó a Butters del hombro y lo estampó contra las taquillas sacándole el aliento. —¿Cómo se supone que pase el curso si los trabajos que haces son nefastos, eeh? —Lo zarandeaba golpeándolo repetidas veces contra las chapas llamando la atención de varios alumnos. 

Estudiando. ¿No crees que te sería más rentable, que ir todo el rato detrás de mí? —Hubo silencio por unos segundos, Trent estaba sorprendido y Butters estático con una expresión de asco hacia el contrario, ni si quiera él se esperaba responder. —T- tómatelo como un c- co- consejo—. Todo el ambiente de superioridad que había creado se desmoronó. Seguía con la misma expresión pero empezó a temblar levemente. Causando las carcajadas de su bully y bastantes personas más. "Ya decía yo." "Lo va a matar." "Se lo tiene ganado." "Que tonto." La gente cuchicheaba haciendo que perdiera, totalmente, la esperanza de que no se tomara tan mal el comentario que salió de su boca sin su permiso. Se sentía estúpido otra vez, Trent todavía no se inmutó, pero era imposible librarse. Lo tenía sujeto de los brazos y no podía irse. 

Jajaja, ¿No creas, tú, qué te podrás librar esta vez? — preparó el puño hacia atrás. —Aprende maricón—. Butters cerró los ojos esperando de nuevo una paliza que lo dejara tendido en el suelo. —Oye, ¿y tú qué quieres? 

Te busca el rector—. Abrió los ojos y vio como el puño que le iba a golpear era sujetado por el chico de parka naranja. Tenía puesta su mascarilla marrón y su capucha, lo cual le extrañó, ya que hacía tiempo que no se la ponía. Se escuchó como Trent chasqueó la lengua, para luego soltar al chico de chaqueta celeste. Chocó el hombro de Kenny y se fue hacia dirección. —Bien, aquí ya no hay nada que ver. Largense— dijo alzando la voz para que todos le oyeran bien. Todos hicieron caso y se fueron a sus clases correspondientes. —¿Te hizo daño? — Butters estaba acelerado y sorprendido, no esperaba tener que calmarse tan rápido, normalmente, venía después de que le pegaran para ayudarle a ir a la enfermería. Así nadie veía que eran amigos y no lo molestaban a él también. Eso lo decidió el chico de la cicatriz en el ojo cuando el primer año de universidad le defendió dejándolo malherido, haciéndolo sentir terrible por la injusticia. 

Has hecho bien en ponerte la capucha—. Se le acercó tomando ambos lados de la capucha. —Pero, podrías haber esperado para que no te vieran cerca de mí, otra vez— bajó la prenda dejando a la vista un cabello rubio desordenado como un nido de pájaro, causándole gracia.

Ya se que no quieres que me pase nada, pero Butters, esto es absurdo—. Hubo cierto silencio hasta que el chico más alto suspiró con cansancio y volvió a hablar. —Vamos a clase.

No se dijo nada más durante el resto del trayecto a clase y para su sorpresa Kenny no fue al lugar de detrás de la universidad en el tiempo libre, como hacía siempre que iba a clases, después, tampoco apareció. "A lo mejor se tuvo que ir y no me avisó." Le extrañó tanto que no le dijera nada. Se dispuso a caminar de vuelta a su casa, pero cuando salió del recinto vio una multitud formada por estudiantes y algunos curiosos que pasaban por la calle. Intentó hacerse paso entre la gente para encontrar lo último que quería imaginar. Kenny se encontraba en el suelo siendo apaleado por Trent y un par de chicos, amigos de este. Tenía miedo, otra vez se quedó inmóvil, quería ayudarlo pero una vez más comenzó a temblar. Butters miraba con horror tal escena que empezó a llorar, ya no lo aguantaba más. 

Uno de los chicos que acompañaban al agresor, notó la presencia de este y se lo dijo. Lo miró con una sonrisa terrible, soltó al rubio que estaba sangrando y aturdido para caminar hacia él. Cuando Kenny cayó al suelo no se movió, pensó por un momento que lo había matado, pero se intentó incorporar. Se alivió hasta que vio al chico con el chaleco rojo y negro a cuadros prácticamente encima suyo. Agarró al chico de la cicatriz del pelo, se intentó librar pero por más que apretara o rasguñara el brazo del otro era imposible. 

¿Ahora qué maricón? Ya no tienes a tu novio para protegerte—. Toda la gente a su alrededor se apartó, de entre el cúmulo de personas aparecieron un par de profesores.

Señor Boyett, le avisamos.

No estoy dentro del campus, no podéis hacer nada— decía sin soltar la cabellera de Butters haciéndole quejarse.

Por eso ahora está viniendo la policía— el chico se asustó. "No otra vez." Dijo para luego al fin soltar al más bajo e intentar largarse de allí pero el resto del profesorado lo tenía rodeado. —Y creo que esta vez irá a la cárcel por un tiempo. ¿Tomarán declaraciones por los actos cometidos por Trent Boyett? — Estaba en shock, no esperaba que algún día hicieran caso de sus quejas.

Las sirenas ya se escuchaban a lo lejos y Boyett cada vez estaba más alterado, no quería volver a estar encerrado "Otros 5 años no." Pensó más que agobiado, para sorpresa de los presentes sacó una pistola y empezó a encañonar a todos. La gente se fue apartando, no querían ser las víctimas de algo en lo que no tenían nada que ver, mientras se marchaba dijo "Esto no quedará así maricón". Cuando quiso llegar la policía ya se había ido, un par de agentes fueron a ayudar a Kenny, unos hablaba con los profesores, otros dispersaban a la gente y por último uno intentó hablar con Butters, pero este estaba hiperventilando con una cara de incredulidad. Poco a poco se fue calmando sin embargo no se sentía seguro con aquel loco suelto y con una amenaza de muerte hacia su persona. Su amigo se encontraba en una ambulancia que llegó hace unos minutos y los policías tomaban declaraciones de los testigos que se habían quedado. Después de unas horas más al fin pudo ver al chico que se estaba poniendo la parka naranja después de ser curado por tanto tiempo.

¿Qué es lo que pasó? ¿Por qué casi te matan? — no tenía una expresión muy clara, solo miraba a su amigo con heridas, vendas y parches por todo su rostro, también logró apreciar vendajes bajo su camiseta.

Me buscaron en el receso por mentir con lo de la llamada del rector y me escondí por unas horas y a la salida me acorralaron, se ve que soy tan fuerte que Boyett no podía contra mí solo y llamó a otros dos— trató de bromear para hacer reír a su amigo pero no dio resultado, solo hizo que el ambiente se volviera algo incómodo. —A ver, no pasa nada, si estoy acostumbrado recibir dolor hasta morir, no a sido la-

¡Basta! ¿Cómo que estás acostumbrado hasta morir? ¿Todavía no te has visto en un espejo? Te han destrozado — el menor se volvió a alterar encarando al otro. —¡Está claro que esto no va a quedar así!

Por favor chico no arme tanto escándalo— dijo una enfermera que se acercó al escuchar gritar Butters. 

No se preocupe ya me iba.

¡Butters! — el mencionado se alejó y dejó a Kenneth más que preocupado. Nunca lo vio enfadarse con él. "Si le molestó que le defendiera…" Pensó algo triste. No debió decir hasta la muerte, nadie sabía sobre su maldición.

El menor llegó a su casa y sin siquiera saludar a sus padres subió a su habitación. Nada más cerrar la puerta empezó a caminar en círculos pensando en cómo encontrar una solución a todo este problema, buscó y buscó cómo pero no sabía qué hacer, se hacía tarde y el sueño le ganaba. Pensó sin descanso todo el día, estaba decidido en resolver todo, mas no se le ocurrió nada. Fue al armario a buscar su pijama, "Ya seguiré mañana. " se dijo a sí mismo para buscar la prenda que le faltaba del conjunto, no encontraba el pantalón correspondiente a la camisa. Quitó varias camisas, encontró lo que necesitaba y cuando la tomó allí estaba. Una caja de cartón de la cual ya no se acordaba del contenido de esta. La sacó y la abrió. Se rió por lo bajo y tomó un casco plateado del interior. Su risa iba en aumento, cualquiera que lo viera pensaría que se estaría volviendo loco y estaría en lo correcto.

Tus días están contados Boyett.

La teoría del caos. -Bunny-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora