Una vez en Primavera

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Era un día increíblemente hermoso, con el sol brillando en lo alto del cielo azul y el viento soplando encantadoramente, haciendo que los pétalos rosas cayeran armoniosos de las ramas del cerezo bajo el cual se refugiaba

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Era un día increíblemente hermoso, con el sol brillando en lo alto del cielo azul y el viento soplando encantadoramente, haciendo que los pétalos rosas cayeran armoniosos de las ramas del cerezo bajo el cual se refugiaba.

Es una vista privilegiada, no muchos suelen visitar las áreas traseras de la escuela, así que la soledad y el silencio le parecen como algo mágico e increíble.

Suspira, una sonrisa adornando sus labios.

Quizá podría mostrarle el escenario tan encantador más tarde, podría invitarle a dar un paseo o quizá podría preparar algo rápido y hacer un pequeño picnic. En realidad, cualquier cosa que les permitiera estar juntas estaría bien...

—Yaoyorozu...— la voz monótona la hizo dar un pequeño salto; devolvió su mirada oscura hasta posarla sobre la mueca seria de su amigo. Lucía tan angustiado, justo como cuando le pidió hablar en privado esa mañana durante la clase de Cementos-sensei.

Momo acomodó un mechón de cabello detrás del pabellón de su oreja, bajo la intensa mirada de dos colores.

—Todoroki-san... ¿Está todo bien?— Preguntó, sin poder contener la preocupación en su voz.

Todoroki titubeó, un nerviosismo y timidez tan extraños brotando de sus temblorosas manos y voz suave. —Recuerdas... ¿Recuerdas lo que dijiste hace unos días?— habló con lentitud, rascando su nuca y desviando su mirada dispar una vez que ella asintió. Y la preocupación desapareció de su pecho, poco a poco intuyendo a que se refería, con su sonrisa ensanchándose al mismo tiempo que el sonrojo se hacía más fuerte en las mejillas del chico. —Tenías razón.

Sentenció Todoroki, y Momo tuvo que contener la emoción que recorrió su cuerpo, especialmente cuando él continuó hablando.

—...Creo que necesito tu ayuda.

Y Momo tomó sus manos entre las suyas, asintiendo con emoción.

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Para Shoto Todoroki siempre resultó curiosa la forma en que los cuentos de hadas que su madre solía contarle antes de irse a dormir cuando era niño, finalizaban.

Un beso de amor verdadero y un felices para siempre.

Nunca pudo entenderlo.

Era... difícil... complicado.

¿Cómo podría entenderlo cuando sus hermanos lo apartaban y su padre lo golpeaba?

¿Cómo podría, cuando la única que creyó que lo amaba, dijo que su rostro la aterraba?

Shoto pensó entonces, que el amor era permitido sólo para algunos afortunados, solo para aquellos que lo merecían.

Años y años en los cuales, aun cuando lo encontraba irracional, su corazón parecía querer aferrarse a esa idea tonta de que algún día, quizá si lo deseaba lo suficiente, si se esforzaba lo suficiente, alguien podría amarlo realmente por lo que era.

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