❦ CAPÍTULO CINCO ❦
❝Un palacio no será, pero no es tan asfixiante como se podría llegar a pensar...❞
Si tuviera que describir el pequeño reinado de Dante sobre la colina —la cual se empeña por llamarlo: su barrio—, las palabras como "Fascinante" y "Misceláneo" se me vienen a la mente. Porque así es; una comunidad de mortales que solo tienen en común que conviven entre sí, que sus casas parecen haber sido construidas con los mismos elementos y que sus personalidades alegres parecen congeniar.
Más allá de esas características, no encuentro más similitudes, ni en sus físicos o color de piel o edades. Sé más o menos la gran diversidad que hay en las personas del lugar, incluso antes de que Dante me arrastre por sus callejones de paredes coloridas.
No hemos avanzado mucho cuando él se detiene, da un par de pasos y se coloca justo al frente de mí, con el mismo temple temerario que me ha estado mostrando en un par de ocasiones desde que nos encontramos, le respondo con una sonrisa relajando mis hombros y esperando lo que me tiene que decir.
—No puedes morder a mis vecinos —articula mirándome a los ojos.
Algo dentro de mí me decía que esto pasaría. Pero más allá de sentirme indignado o anonadado, me siento entusiasmado. Su comentario solo puede significar que él está empezando a tomarse en serio mi naturaleza, aunque su falta de conocimiento es algo con lo que no contaba.
Desvío mi atención de sus profundos ojos al paisaje que se aprecia a su espalda. Hay más de cientos de residencias, en donde en su interior puedo percibir varios cientos más de corazones palpitantes, bombeando sangre a todos esos cuerpos vivos. Eso significa que hay muchísimas opciones para degustar, para marcar o para saborear con tranquilidad.
Y eso no significa que tengan que matarlos a todos, ni siquiera tengo que consumir demasiado de sus sistemas para sentirme satisfecho. No soy esa clase de vampiro ávido que consume más allá de lo que necesario.
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Manual para no morir desnutrido y sin glamour
VampirgeschichtenLGBT+ | El rey de los vampiros despierta en la Era Moderna, sin referencias ni aliados, solo está seguro que la sangre humana ahora sabe asquerosa y que un par de hermanos caraqueños son su única fuente de información. ✩✩✩✩✩. Elián Santander es el ú...