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Jaeyun se despertó agitado, de repente no sabía donde se encontraba

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Jaeyun se despertó agitado, de repente no sabía donde se encontraba. Hasta que miró a su alrededor y recordó todo lo sucedido. Su corazón palpitó con fuerza al saberse sus motivos.

Puso sus pies en el suelo frío y caminó hacia lo que creía que era el baño. Era de tamaño medio, pero más que suficiente para Jaeyun. Abrió el grifo del lava manos, y se mojó su rostro, subiendo la mirada se vió en el espejo. Unos círculos negros rodeaban sus ojos. Claro, de no poder dormir bien en aquella casa.

Esta mansión era cómodamente cálida y ya le estaba tomando algo de aprecio. Su estómago decidió que era tiempo de comer algo.

¿Pero dónde?

La mansión era muy grande, y no sabía como encontrar a Riki. No le habían dicho como. Salió del cuarto de baño y se colocó sus zapatos, y luego se acercó a la puerta para salir de la habitación. No recordaba que le hubieran dicho que no saliera.

Caminó por el pasillo, fijándose esta vez en otras seis puertas. Las cortinas estaban abiertas, y la tormenta de esta tarde parecía haberse opacado. El pasillo era iluminado por lámparas antiguas, pero muy bien cuidadas.

Recordando por donde había venido bajó por las mismas escaleras. Hasta que encontró el salón de entrada. Pero estaba ocupado.

Detuvo sus pasos al escuchar voces provenientes de allí. Se escondió, siendo la poca iluminación un punto a su favor.

—Por favor, ¿un humano? —escuchó decir a alguien de forma burlona —No creo que lo hagas un sirviente, un humano no merece llevar tu marca legendaria.

—No hables así, Heeseung —la voz del señor Park sonó seria pero sin dejar esa matiz amable —Él ha venido voluntariamente a mí, quiere ayuda, pero no sabe lo que implica esto.

Jaeyun se acercó para escuchar mejor.

—¿Crees que sea capaz de aceptar el cambio de humano a vampiro? Muchos no sobreviven. —otra voz habló.

—Por eso le he dado tres días para que piense.

La mente de Jaeyun estaba en shock. ¿Cambiar de humano a vampiro? Eso no lo sabía. ¿Acaso era doloroso? ¿Tendría que hacer algún ritual extraño?

Sus manos comenzaron a temblar y dio un paso torpe, haciendo que un jarrón de adorno que estaba delante de él cayera. El ruido alertó a los vampiros sentados en el salón, quienes pusieron su atención al lugar de donde provenía.

Se encontraron con un chico completamente rojo de vergüenza y echado hacia delante, como si hubiera intentado agarrar la pieza, que por suerte, no se había roto por el firme material con el que estaba fabricado.

Uno de los vampiros de la sala se tapó la boca intentando no reír, el otro estaba completamente serio. El señor Park parecía divertido y por último Riki, quien mantenía una sonrisa ladina.

—P-Perdón —se disculpó Jaeyun tambaleante, recogiendo el jarrón y dejandolo en su sitio.

—Puedes venir y sentarte con nosotros —le ofreció Sunghoon.

Jaeyun asintió rápidamente y bajó las escaleras intentando verse tranquilo. Pero definitivamente no lo estaba logrando. Tenía miedo ¡Estaba rodeado de vampiros!

Se sentó alejado de todos, muy incómodo.

—No puedo creer que aceptes algún tipo de servicio de este... sujeto —comentó uno de los presentes mirando con repugnancia a Jaeyun.

—¡Heeseung, por favor! —Sunghoon regañó sin mucho esfuerzo en ello, pareciendo más burlón —Te ruego que no lo incomodes, sé lo que piensan tú y tu familia de los humanos, pero quiero que tengas la mente abierta en este caso.

El vampiro llamado Heeseung gruñó, sin quitar la vista de Jaeyun.

—Perdónalo, es un idiota a veces —dijo Sunghoon ignorando un carraspeo incómodo —¿Confío en que tu estancia hasta ahora ha sido reconfortante?

—Sí, señor —respondió Jaeyun —La habitación es agradable.

Sunghoon asintió con una sonrisa. Tomó una copa que yacía en la pequeña mesa de forma redonda delante de él. El contenido de esta era de un rojo oscuro, como sangre.

Un momento....

¡Era sangre!

Bebió y los labios del señor Park quedaron manchados por el líquido. Y a Jaeyun le invadió la necesidad de probarlos, la sangre en los labios le producía una agitación que nunca había experimentado, y el deseo indebido por el vampiro le hizo apartar la mirada, por miedo a ser descubierto.

—¿Tienes hambre? —la voz de Riki lo sacó de su mundo —Puedo traerte algo de comer.

Jaeyun entrelazó los dedos para que su temblor en estos no fuese descubierto.

—La verdad te lo agradecería.

—La verdad te lo agradecería

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𝗦𝗮𝗻𝗴𝗿𝗲 𝗲𝗻 𝗹𝗼𝘀 𝗹𝗮𝗯𝗶𝗼𝘀 | sungjakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora