Capítulo IV: Celebración

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¡Buenos días mis alegrías! — Aegon entró abriendo la puerta del cuarto de preparación de sus hermanos, con una gran sonrisa se acercó hacia Aemond quien estaba enfrente del tocador. Los que estaban adentro lo miraron con el ceño fruncido mostrando confusión, su hermano parecía flotar en vez de caminar mientras tarareaba.

¿Por qué tan feliz? — cuestionó Daeron mirándolo agudamente, intentando saber cómo se podía encontrar con tan buen humor después de haber sido despertado con una cubeta de agua helada, Aemond elevó una ceja cuando un feliz Aegon se acercó y tomó el cepillo del tocador, empezando a cepillar su largo cabello.

Por nada, solo por un ángel — dijo sonriendo, Aemond lo miro confundido.

¿Te moriste ayer o qué? — cuestionó dándole un manotazo a Aegon para que dejará de cepillarle el cabello, el mayor suspiro.

Posiblemente, sino no entiendo como pude apreciar semejante belleza — Daeron elevó una ceja compartiendo una mirada con Helaena.

¿Y este... ángel está aquí con nosotros? — Aemond soltó una carcajada mientras Aegon miró ofendido a Daeron.

Que gracioso, hermano — gruñó negando — ayer ví al Omega más hermoso, al ángel en la tierra, al sol en el mar...

¿Sol en el mar? — murmuró Helaena, más para si que para sus hermanos, Aegon asintió dejándose caer en un sillón.

No hay Omega igual — Daeron hizo una mueca.

¿Tan rápido estás borracho?, Aegon, ya te dijimos que esperes hasta el medio día, al menos — el mayor negó rápidamente.

No he tomado ni una gota de vino ni lo haré, quiero estar sobrio cuando lo vuelva a ver — suspiro recordando la última sonrisa que Jacaerys le brindo, con la luz de la Luna iluminandolo.

Aemond se levantó y se acercó a su hermano, inclinándose un poco, abriendo los ojos sorprendido al olfatear y no percibir ni un rastro de alcohol en su sistema.

¿Cómo es posible que estés sobrio y aún estés hablando como idiota? — cuestionó frunciendo el ceño y alejándose, haciéndoles una señal a las sirvientas para que le hicieran su peinado de trenzas.

El amor te vuelve idiota, hermanito, cuando te enamores lo comprenderás — suspiro mirando hacia la ventana, encontrándose con el cielo.

No, por favor, ya tenemos suficiente con un idiota en esta familia, una desgracia que sea el heredero — negó Aemond, Daeron soltó una carcajada.

Hablo en serio — susurro Aegon, sus hermanos lo voltearon a ver y el mayor a ellos, encontrándose con los ojos lilas, su habitual brillo existía, pero también había algo más, seriedad.

¿Encontraste al sol gracias a la luna? — cuestionó Helaena en un susurro, que gracias al silencio que se generó la pregunta se escuchó claramente pese a que estaba al otro lado de la habitación, Aegon elevó una ceja.

¿Qué si lo conocí en la noche?, Si, eso hice... — Daeron que estaba a su lado le dió un zape — ¡Auch!, ¿Ahora eso por...?

Por volver hasta la noche — gruñó y volvió su vista a su libro, Aegon hizo un puchero recargando su cabeza en el hombro del menor.

Ya, ya, perdón, está vez tuve cuidado — sonrió ligeramente mirando a su hermano, Daeron suspiro y asintió, dando palmaditas en la cabeza del alfa.

Más te vale — susurro siguiendo con su lectura, Aegon volteo a ver a sus hermanos aún con su sonrisa.

Entonces... ¿Cómo conociste a este Omega? — cuestionó Aemond mirando por el espejo a Aegon, el mayor suspiro de manera exagerada.

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⏰ Última actualización: Dec 01, 2023 ⏰

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Guerra de hermanos Jurados - (Jacaegon, Jacegan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora