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Beomgyu al ser muy pequeño no podía olfatear las feromonas de los demás, si no fuera así, ahora mismo su naricita estaría impregnada de diversos aromas, gracias a los olores de los cachorros que estaban frente a el mirándolo con curiosidad.

Cada pequeño estaba en su mundo junto a otros niños, hablando alegremente sobre que desayunaron, o cuál era su caricatura favorita, las pequeñas se abrazaban tratando de impregnar sus aromas, algo normal en niñas omegas, demostrando cariño.

El hijo de YoonGi se sentó en una mesa vacia pero cerca de los demás niños, como todo un niño bueno, se mantuvo sentado esperando a su profesor, pero no contaba que su tranquilidad sería interrumpida por una pequeña niña, quién se acercaba con una amigable sonrisa.

"¡Hola! ¡Soy Yuna! ¿Quién eres tú?" Se presentó la niña, mientras se sentaba frente a el, dejando su mochila de unicornio a su lado.

Beomgyu se sintió algo curioso debido a la felicidad de la niña frente a el, ¿No extraña a sus padres? Porque el ya empezaba a extrañar a su appa.

"Soy Beomgyu" Finalmente se presentó, pero con tranquilidad, ajeno a la actitud de la pequeña de coletas.

"¡Ala! Me gusta tu nombre, ¿Has traído la merienda? ¡Mi mami me a puesto galletas de animalitos!"

"Mi Appa me a puesto fruta" y saco su tupper, enseñando el interior de este, Yuna hizo lo mismo y enseño su Topper rosa que contenía las galletas, está le ofreció, y el niño tomo gustosa una, hizo lo mismo y la niña igualmente tomo una fresa.

"Mira, e traído a mi unicornio" Lo saco de la mochila y abrazo aquel muñeco que contenía el aroma de sus madres.

Beomgyu se vio a si mismo también a enseñarle al amigo que tenía en su mochila, saco al gatito de peluche y se lo enseño a Yuna con una sonrisa.

"Yo e traído a mi gato, me lo regalaron mis tíos Jinnie y Namu" 

"¡Que guay! Yo no recuerdo quién me regaló el mío" Miro al unicornio con curiosidad, pero después volvió a sonreír hacia el niño. "¿Cuántos años tienes? ¡Yo tengo cinco!" Enseño cuatro dedos en lugar de cinco, incluso Beomie se puso a contarlos.

"Cuatro" Y el niño enseño cinco dedos, en lugar de cuatro. "¿Puedes oler a los demás?"

"Si" Confirmo Yuna para después tratar de olfatear a Beomgyu. "¡Hueles a menta!"

"Creo que ese es el olor de mi Appa, yo no tengo"

"¿Porque?" Pregunto con curiosidad la de coletas.

"Dice mi abuela que hasta que cumpla cinco, podré tener un olor" Respondió recordando aquel día que sus abuelos vinieron de visita a su casa y resolvieron algunas de sus dudas.

"Ah" asintió la pequeña sin entender muy bien a lo que se refería, pero solo volvió a sonreír. "¡Seguro tu olor debe ser muy guay!"

Y la plática entre los niños continuo hasta que una joven peliazul les informo a los cachorros que su profesor vendría pronto, y que en su lugar, estaría ella para contarles algún cuento.

Sin darse cuenta, el pequeño Beomgyu había hecho una nueva amiga, una muy alegre e hiperactiva de echo.

Sin darse cuenta, el pequeño Beomgyu había hecho una nueva amiga, una muy alegre e hiperactiva de echo

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Dear OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora