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Una nueva semana había empezado.

Al igual que otras semanas con Harry y Louis corriendo por la casa para no llegar tarde a sus respectivos trabajos.

Llevaban una semana viviendo relativamente juntos pues Louis se mantenía en sus asuntos mientras el omega se encargaba de los suyos, ambos cuidando a Jamie.

Como todas las mañanas el alfa de ojos azules se encarga de colocar los platos en la mesa junto con las tazas mientras Harry prepara algo para desayunar. Luego los tres se sientan a la mesa para comer lo que el omega ha preparado.

Más tarde (solo diez minutos después) corren al baño para lavar sus dientes y salir corriendo hacia el auto.

Louis deja a Harry y Jamie mientras se despide con un
- Nos vemos más tarde en casa - mientras sube los lentes de sol sobre el tabique de su nariz y enciende el auto.

Cuando las clases terminan, Harry y Jamie se despiden de Florence, aquella chica que se convirtió en la mejor amiga de Harry en su segunda semana de trabajo, para luego caminar a casa.

Era una rutina que había sido establecida sin que nadie dijera nada.

Jamie y Harry estaban paseando por el parque, el cachorro estaba jugando en los pequeños toboganes mientras el omega se mantenía sentado en una banca.

Una mujer que llevaba a su hija en brazos se sentó a su lado, no sin antes preguntar si podía tomar el lugar a su lado, Harry no tuvo problema con ello.

- ¿Cuántos años tiene tu cachorro? - algo dentro de Harry ronroneó al nombrar a Jamie de aquella manera, iba a decirle que no era suyo, pero nadie tenía que saber eso.

- Tiene cuatro - no dice nada más, la incomodidad está en el ambiente pero su pecho se siente tan caliente ante la sensación de decir que Jamie es suyo, su cachorro.

Ese sentimiento.

El que estuvo ahí desde el primer día, desde el primer momento en que Jamie lo miró a los ojos, desde el momento en que aquel niño se acurrucó sobre su pecho para dormir.

- Se parece mucho a ti - agrega aquella extraña mujer, y Harry no ve nada parecido a él, hasta que lo mira con los rizos revoloteando sobre los juegos del parque.

- No lo creo - y no lo hacía, solo por los rizos extremadamente alocados sobre la cabeza de Jamie, de ahí en fuera era todo Louis.

Y es que ni siquiera tenían la confianza suficiente para preguntarle dónde estaba la madre del cachorro, aunque Harry supuso que era aquella mujer de las fotografías, las que estaban por todo el pasillo del segundo piso.

Pero aun así no hizo preguntas ni comentarios, no era quien para preguntar quien era ella.

Y al final de cuentas, Harry estaría ahí solo un par de semanas.

- Tiene tus rizos - y ya lo sabía, era una de las coincidencias más bonitas.

Jamie llega hasta Harry corriendo, con un poco de sudor sobre su frente y las mejillas cubiertas de tierra.

- Mira eso, Jay, ¿qué sucedió? - pregunta Harry mientras sacude las mejillas de Jamie, el cual lo mira con ojos brillantes ante el apodo por el que Harry acaba de llamarle.

- Creo que me ensucié un poco - sonríe, y no hay nada más bonito que Harry haya visto.

- Ya lo veo, es momento de volver a casa- coloca la mochila de Jamie sobre sus hombros y con la otra mano toma su propia mochila.

Voltea a ver a la mujer dedicándole una sonrisa, mientras toma a Jamie de la mano.

Cuando llegan a casa ayuda a Jamie a tomar un baño lavando su cabello, el cual termina lleno de espuma.

Cuando llega la tarde preparan la cena para cuando llegue el alfa.

Sirve la cena y escuchan a Jamie contar sobre cualquier cosa que se le ocurra.

Louis era un alfa callado y no tan expresivo, pero parecía que Jamie ya estaba acostumbrado.

Harry apenas podía controlar el ritmo de las cosas, siempre esperaba que Louis mencionara algo, cualquier cosa pero no lo hacía.

Comían en silencio casi siempre, el desayuno era la parte en donde todos hablaban, solo para organizar cosas extras en el día.

Y como todas las noches, ambos se despiden frente a la habitación de Harry

Era domingo por la tarde.

Louis no iba a trabajar hoy, así que disponía de un día para hacer labores en casa.

Mientras Harry arreglaba el jardín, Louis lavaba la ropa. [♡]

El alfa no podía apartar la mirada de aquel omega que regaba las plantas .

El viejo y horrible jardín había tomado vida gracias a Harry, que se encargaba constantemente de regar las plantas.

La puerta de cristal es abierta y el olor a vainilla llega directamente a su nariz golpeándolo fuertemente.

Harry limpia sus manos con un pañuelo y recarga su cuerpo sobre un estante.

- ¿Necesitas ayuda con eso? - pregunta Harry observado como Louis lucha por quitar una mancha que esta sobre la pequeña camiseta de Jamie.

- Por favor - Harry se coloca detrás de Louis para observar que es lo que está haciendo mal. Toma las manos de Louis mientras las mueve para quitar la mancha.

- Lo estabas haciendo mal - susurra Harry.

El alfa se estremece al sentir la respiración de Harry sobre su cuello, pero no hace nada más que dejar que guíe sus manos.

Y de un momento a otro, Louis deja un suave beso sobre los labios de Harry.

Ninguno de los dos dice nada, incluso en todo el día.

Pero esa noche cuando ambos se dicen buenas noches, Harry deja otro beso en los labios del alfa.

-L

Like the summer breezeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora