Glimpse of us [Angstpril 2023]

15. Lost in my mind.

Hola mis bonitos lectores. Okey, no quiero sonar pesada con esta situación pero la verdad es que me shockean cuando aun teniendo las advertencias por todas partes parece que no siempre le llegan a todos, este es un angst y he hablado de depresión hasta por si acaso, se pondrá peor y peor y peor y sino es de su agrado, puede irse. Nadie me paga por escribir y escribo lo que quiero, así como nadie obliga a nadie a leer acá. Francamente no puedo hacer más que poner las advertencias y ya no es mi problema sino las leen pero tampoco tengo porque aguantar quejas como sino las pusiera. Eso. Me molestó una situación muy puntual. Ustedes saben que puedo ser muy amorosa y dedicada a estos fics y a este fandom pero incluso yo puedo sentir malagradecidas algunas cosas. Habiendo dicho eso, este capítulo es el quiebre de Ash así que ya saben, advertencias, hay catastrofe, intrusión, ideación suicida pasiva, mención de intento suicida, hiperalerta, ansiedad, negativismo y nada de esto es voluntario.

Eiji Okumura está «en línea».

Ash se está volviendo loco.

—Lee el mensaje. —Dice en voz baja apretando el celular contra su ceño cómo lo haría con una cruz.

Ha pasado una semana desde que no le responde.

Una semana.

Ash no entiende qué diablos hizo mal, no quiere presionarlo ni atiborrarlo de mensajes porque teme que esto sea contraproducente y lo aparte más, no obstante esto ha acrecentado su tristeza de base a un nivel destructivo, ni siquiera ha podido ir al set estos días, Dino debe estar furioso por faltar así a su agenda, pero hasta las cosas más sencillas se han vuelto imposibles de realizar, no le da el cuero.

Y Eiji...

¿En qué se equivocó?

Lo repasa una y otra vez en su cabeza, reviviendo cada encuentro que tuvieron obsesivamente como si pudiera desglosar un punto en que dijera: "Ahí lo jodí todo" no es así. Fue abrupto, fue tan abrupto que le hizo trizas el corazón y Ash sabe que ni siquiera estuvieron tanto tiempo juntos, por ende, no tendría que dolerle pero le duele como si se fuera a morir y no deja de lloriquear, las lágrimas gotean por su rostro apenas escucha su nombre.

Eiji.

Ei-ji.

Su Eiji.

¿Tan poca confianza me tenías para ser honesto? Si era una carga, si solo estabas jugando, si te dejé de gustar podrías habérmelo dicho.

Sí, dolería menos si tuviera las bolas para ser honesto y lo cortara directamente, puesto que se siente idiota esperándolo como un gato abandonado en la autopista cuyo dueño lo amarró a un poste para subirse al auto y dar marcha atrás. Maúlla. Maúlla. Lo llama de regreso. El vehículo desapareció hace cientos de kilómetros y nadie más lo ve, así que solo puede acurrucarse sobre sí mismo y lamentarse.

Sabía que esto pasaría, que Eiji era demasiado bueno y que nunca lo merecería y aun así luchó contra sus pensamientos catastróficos puesto que quería merecerlo y en el fondo era muy feliz concibiendo que tal vez estaba equivocado y merecía sanar. Pero Eiji lo está tratando diferente.