𝑷𝒂𝒓𝒆𝒄𝒊𝒅𝒐𝒔- 𝑻𝒓𝒖𝒆𝒏𝒐⚡

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𝕽𝖔𝖈𝖎𝖔:

-mateo- Negué con la cabeza.-gracias pero ni vos ni nadie va a cambiar mi forma de verme. Ya soy un caso perdido.

Aunque no quería, me di vuelta y camine a mi casa.

Al entrar veo que estoy sola y lo único que hago es empezar a llorar descontroladamente.

Subo a mi cuarto y busco eso que me ayuda a olvidarme de todo por tan solo segundos.

-uno...dos...ahh- me queje del ardor pero lo seguí haciendo-tr..tress... Cuatro...

Respiré hondo y seguí.

-cinco... Seis... Siete... Ocho... Nueve... Diez...- tire el encendedor al lado mío y llore.

Llore todo lo que no había llorado en años.

-Ro...-dijo Mateo, al escucharlo me subí el pantalón rápidamente e intente esconder el encendedor pero ya era tarde.-rocio, que haces?

-nada que te importe.-dije levantandome e intentado esquivarlo para poder ir al baño, pero no pude porque me agarró de la cadera.-mateo déjame.

-mostrame tu pierna.-dijo serio.

-quien te pensas que sos flaco?- dije haciéndole montoncito con la mano.

-ro, mostrame tu pierna.-dijo más tranquilo.

-no me jodas mateo.-intente escaparme de su agarre pero no me dejó.-no te voy a mostrar nada Mateo.

-rocio.-me miro a los ojos y no aguante más y volví a llorar.

El me abrazo por la cintura y me susurraba cosas intentando tranquilizarme.

-ey mírame.-me dijo intentando sacar mi cara de su cuello, pero no me deje. -flaqui, mírame por fa

Me agarró de los costados de la cabeza y hizo que lo mirara.

-hace cuánto lo haces?-pregunto pero yo no podía hablar.-tranqulizate Ro.

-de..desde chica.-dije pero no podía mirarlo a los ojos.

Sentía vergüenza de mi misma, de no  haber Sido fuerte.

Mateo entendió que no quería hablar y me volvió a abrazar, está vez sentados en mi cama, él contra el respaldar.

Empezó a hacerme mimos en el pelo, en otro caso lo hubiera mandado a la mierda pero ahora de verdad lo necesitaba.

Poco a poco me fui tranquilizando.

-no lo sabe nadie.- dije sin mirarlo.-tampoco tendrías que haberlo sabido.

-por que lo haces?-dijo corriendo mi cara para que lo mire.

-me hace olvidar de todo aunque sea por diez segundos, me calma.-dije intentando no mirarlo a los ojos.-desde que deje la cocaína empecé a quemarme más seguido, antes era cuando ni la puta droga me hacía olvidar de todos mis problemas.

-cuando fue la primera vez que te autolesionaste?-dijo Mateo acariciando mi cintura.

-yo no lo llamo autolesion. Yo no me quiero matar.-dije mirándolo, ahora sí a los ojos.

-no es necesario querer matarte, cualquier cosa con la que te hagas daño a propósito es una autolesion.-dijo y me acaricio el cachete.

Me lo quedé mirando, no merecía que este acá conmigo. Lo trate para la mierda y sin embargo sigue acá, abrazándome e intentado consolarme.

-por que?-pregunte y me miró confundido.-por que estás acá?

-te dije que te iba a ayudar a salir de esta y no te voy a dejar sola.-dijo mirando mis manos.-se que hace re poco tiempo que nos conocimos pero nose, algo me dice que no tengo que dejarte ir.

-mateo... Yo ya te dije, no te conviene estar cerca de mi.-iba a seguir pero me interrumpió.

-me chupa tres huevos lo que me pase a mi, quiero que estés bien.-dijo agarrandome del costado de la nuca.

-no te merezco.-dije pero el nego.

-si me mereces, a mi y  más.-dijo pero negué.-si ro, deja de pensar que sos poca cosa. Sos la piba más fuerte que conocí, pasaste por mucho, negra y no lo merecías.

-gracias.-se me cayó una lágrima pero el me la seco con su dedo pulgar y dejo un beso cálido en mis labios.

-a partir de ahora voy a estar siempre, flaquita. No vas a estar más sola.-dijo y lo bese...

Estuvimos así un rato hasta que llegaron todos los pibes a la casa.

-putaaaaa llegamos.-grito lit y hizo que sonría en el medio del beso.

Mateo se separó, pero no dejo de abrazarme por la cintura. Empezó a mirarme fijamente y me puse nerviosa.

-vamo?-le pregunté intentando escapar de su mirada.

El asintió y me pare para que el pudiera pararse, pero antes de que pase la puerta me agarra de la cintura y me vuelve a besar...