𝑫𝒆𝒖𝒊𝒍 ┋𝑾𝒆𝒏𝒄𝒍𝒂𝒊𝒓 ·˚ ༘:

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Después de varios intentos de la psicóloga Anderson por despertar a Enid, esto después de ver que esta se desplomara de repente al pasto, la rubia por fin recobró la consciencia, dejado a la mujer más aliviada. La psicóloga había llamado a la ambulancia segundos antes, por lo que, a pesar de la insistencia de Sinclair por mencionar que se encontraba bien, se la llevaron al hospital. Los padres de la rubia fueron notificados de este incidente, por lo que fueron lo más rápido que pudieron hacia el hospital.

La rubia de ojos azules se encontraba en una camilla, los doctores determinaron que su estado se encontraba estable, pero querían hacerle unos estudios para asegurar que no hay nada grave con respecto a sus "desmayos".

La mujer que la acompañaba decidió dejarla a solas por petición de ella. De alguna forma, se sentía abrumada por todo lo que pasó en el interior de su mente. Todo parecía sacado de un cuento de ciencia ficción y nadie creería lo que pasó.

Le prometió a aquella chica pelinegra de trenzas que intentaría dejarla ir, pero se sentía insegura al respecto. No sabía cómo hacerlo.

Un pequeño sonido la sacó de sus pensamientos y dirigió la mirada a la puerta, indicó, a quien quiera que estuviera afuera de la habitación, que pasara.

⎯⎯Hola, cariño ⎯⎯ Saludó dulcemente su madre, a pesar de tener una expresión preocupada ⎯⎯ ¿Cómo te sientes?

⎯⎯Estoy... bien, mamá. No hay nada de qué preocuparse. ⎯⎯ Respondió con una forzada sonrisa, la cual notó su progenitora.

⎯⎯Hija, tanto tú como yo sabemos que no es así ⎯⎯ Comentó la mujer mientras entraba y se acercaba a la camilla para sentarse a su lado ⎯⎯ Sé que no hemos hablado desde hace mucho tiempo, pero puedo notar lo cuanto te afectó la muerte de esa chica ⎯⎯ Pausó ⎯⎯Dime una cosa, la amabas ¿verdad?

Esa pregunta dejó totalmente atónita a Enid. Como había dicho su madre, ambas llevaban mucho tiempo sin hablar de cosas triviales o cosas personales, mucho menos sobre los intereses románticos de la joven rubia, por lo que le tomó por sorpresa que ella preguntara tan naturalmente si le gustaba alguien de su mismo género. También tomando en cuenta que su relación no era tan buena como la tenía con su padre.

Pero Enid asintió levemente, la mujer no dudó en extenderle los brazos, por lo que Enid aceptó la oferta de abrazarla.

⎯⎯No tienes idea de cuánto, mamá.

La mujer sólo se limitó a asentir, mientras acariciaba lentamente la espalda de su hija. Enid no estaba acostumbrada a este tipo de afecto de su progenitora, pero no podía negar que le era reconfortante que su madre mostrara preocupación.

Se sentía bien ser consolada.

Se mantuvieron abrazándose por algunos minutos, hasta que lentamente la mujer se apartó y tomó las manos de su hija. Ahora tenía una expresión algo dura, lo que confundió a la rubia.

⎯⎯Enid, tu padre y yo hemos hablado últimamente y creemos que lo mejor es mudarnos a Canadá. ⎯⎯ Soltó y antes de que Enid dijera algo, prosiguió ⎯⎯Antes de que te molestes o algo por el estilo, esto lo hacemos por ti. Vivir aquí no te hace bien y lo sabes.

Y ciertamente, Sinclair no podía negar ese hecho. Por lo que vio detenidamente a su mamá, analizando lo que ella había acabado de comentar. Sin embargo, lo que le inquietaba era dejar a sus amigos, ¿cómo se tomarían la noticia?