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Tres semanas después del encuentro que tuvo Enid con Wednesday, la triste chica rubia ha tenido bastantes cambios, como el no comer, pasársela todo el tiempo encerrada en su cuarto, inclusive ya no jugaba con sus primos más pequeños cuando sus tíos venían de visita, por lo que el señor Sinclair decidió por fin mandar a su hija a sesiones con una psicóloga. A la rubia no le agradaba tanto la idea al creer que no lo necesitaba y que estaba bien, pero al ver preocupado a su padre, decidió darle una oportunidad.

Su primera sesión fue un fin de semana, así que, cuando el día llegó, la rubia trató de arreglarse lo mejor que pudo y salió de su casa para ir caminando.

Enid por un momento, al estar frente a la puerta que la separaba de la desconocida psicóloga, sintió un escalofrío recorrer por su espalda, ella tal vez pensó que eran los nervios por hablar sobre sus cosas intimas a alguien desconocido, pero como suele hacerlo, se tomó su tiempo para calmarse y por fin tocó suavemente la blanca puerta.

Entonces, a los pocos segundos la puerta se abrió y lo primero que vio la rubia fue a una mujer de cabello castaño, de ojos grises, de aparentemente treinta años, quien vestía un pantalón de vestir café con figuras al estilo cubista. Enid se sorprendió un poco pues esperaba que su psicóloga tuviera otro aspecto.

⎯⎯Tú debes ser Enid ¿cierto? Un gusto, soy Maya Anderson. ⎯⎯ Se presentó la mujer, mientras se hizo un lado para dejar entrar a la rubia e invitarla a sentarse en la pequeña, pero acogedora sala.

⎯⎯El gusto es mío, señorita Anderson. ⎯⎯ Respondió con timidez, mientras cedió a sentarse.

⎯⎯ Puedes llamarme Maya, querida. ⎯⎯ Le pidió la mujer mayor, tomando asiento frente a ella. ⎯⎯ Y bueno, tu padre me contó un poco tu situación, pero me gustaría escuchar por ti todo lo que sucede o lo que te inquieta.

Ante esto, Enid se quedó totalmente muda, sabia de alguna forma que era lo que tenía que contar, pero por alguna razón, en ese momento las palabras no fluían como regularmente pasaba antes de todo lo que pasó. Así, pasaron algunos minutos que, para la rubia, fueron totalmente eternos, hasta que la mujer decidió hablar.

⎯⎯Tómate el tiempo que necesites, sé que hablar de los problemas no es tan fácil como parece.

Enid se limitó a asentir, le tomó la palabra y pensó bastante como comenzar a explicar su situación.

Pero de plano nada salía de su boca. Estaba muy tensa como para hablar.

Anderson, al darse cuenta de esto, se levantó y decidió acomodar algunas almohadas que tenía al sofá, para así indicarle a la rubia con ademanes que se recostara. Cosa que ella hizo.

⎯⎯Bien, Enid. Te pediré que trates de relajarte cerrando los ojos y abrazando esto. ⎯⎯Le explicó, mientras la mujer le entregó un oso de peluche, a lo cual Enid lo aceptó e hizo lo que le indicó.

Tardó un poco en dejar de estar tensa, pero al acariciar el peluche lo logró. De repente, comenzó a escuchar un tic tac, el cual imaginaba que provenía de aquel extraño reloj que estaba a lado del sofá.

⎯⎯Entonces, Enid. Tu padre me contó sobre tu amiga ¿qué sentiste cuando ella falleció?

Enid tragó saliva.

⎯⎯Culpa.

⎯⎯¿Por qué culpa?

⎯⎯Porque ella se sacrificó por mi para evitar que Tyler me matara.

𝑫𝒆𝒖𝒊𝒍 ┋𝑾𝒆𝒏𝒄𝒍𝒂𝒊𝒓 ·˚ ༘:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora