A mar go

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Cada que me citó con un hombre
Queda en mi un sabor amargo

No por sus palabras
Porque esas me parecen poemas

Ni por su apariencia
Ya que siempre son de buen porte

Es la certeza de que mi alma no se puede unir a la suya
Ni mis labios podrían rozar su cuerpo con verdadero deseo

Y que daría yo por facilitarme la vida

Unir mi vida al sexo opuesto supone en mi un reto que me doblega el alma, que pase entre vidrios con pies descalzos, con ojos vendados, manos lazeradas por los constantes tropiezos, el cuerpo entumido y callendo casí en la asfixia por el olor del azufre, porque las lágrimas se acabaron hace años, solo se desbordan de mis  lagrimales el reflejo de mi interior.

Estoy ardiendo
     Estoy
       Y es amargo.

SUSPIROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora