Momento

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Era un día gris.
El cielo estaba nublado, no soplaba el viento, las nubes no danzaban, parecían inmóviles.
Se sentía el frío a través de mi sudadera pero no me incomodaba, estaba sumergida en mis pensamientos.
A veces no tenía más ánimos de seguir intentando avanzar, de salir rápido del pozo de tristeza en el que me sumergía, me sentía desgraciada, ¿será que Dios me abandonó? ¿Por qué me tenía que pasar esto a mi? ¿Podré salir de esto? ¿Por qué todos los demás siguieron con su vida como si nada hubiera pasado? ¿Por qué yo sigo estancada?
En todo eso pensaba mientras cruzaba la calle para llegar a mi casa, sólo quería llegar y acostarme hasta que dieran las 6:00 para ir al trabajo, otra vez.
Al ir tan sumida en mis pensamientos solo divisé por el rabillo del ojo como se acercaba una mancha azul, no supe si avanzar más rápido o quedarme parada, opte por  quedarme allí ¿Que tenía que perder?
Cerré los ojos y escuché como frenaste en seco
Al voltear vi que eras tú
Ya habíamos hablado algunas veces pero nunca de temas personales, siempre eran conversaciones vagas.
Te sonreí porque parecías muy confundido ¿que abras pensado? ¿Vislumbraste él aura de tristeza?
Me devolviste la sonrisa y me sentí en confianza, no sabía porque, y realmente no me lo pregunté solo dejé que eso me guiara.
Y pasaron 2:00 horas en las que solo estábamos tú y yo, hablando sobre ti y sobre mi, en medio de la calle mientras pasaban personas, carros y motos, no nos pudo importar menos.
Sin saberlo ese día construimos un puente, una conexión.
Cuando nos dimos cuenta de la hora sonreímos.
Ya era tarde para llegar a mi trabajo. 
Ya era tarde para que tú no presentaras el cierre de cuenta en tu trabajo.
Pero aun así sonreíamos.
Contigo ha sido muy fácil sonreír.
Me ayudaste a aligerar mi mente de preguntas que nunca tendrían respuesta.
Tus palabras eran certeras y cargadas de una vibra serena, tranquila, cálida.
Así eres tú, cálido.

~Y a partir de ese momento las cosas cambiaron entre y  para nosotros.
      Sin buscarlo.

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