Capitulo V Andrea

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Como un hermoso atardecer en primavera, Andrea llena de color y alegría a todo aquel que le rodea.
Un día ella paseaba, por las inmensas tierras llenas de flores moradas. A un costado un arroyo fluía, mientras la chica su reflejo veía.
Su mirada cautiva, su boca provoca, pero cuando logras conocerla, ella tu alma toca.
Andrea es poderosa a pesar de su tierno semblante, pues dentro de ella vive una enorme llama flamante.
Ella tiene un don que no tiene comparación, pues hasta en la más árida arcilla, ella logra darle un toque de vida. Maravillada con su creación, ella canta una canción y acompañada de pequeñas avecillas entonan una hermosa melodía que a los humanos sanaría y por fin terminarían con su guerrilla.
Hubo muchas bajas, hubo muchas pérdidas, pero finalmente la paz es la que reina.
Hundidos en la desesperación, la crisis y el dolor por la gran abominación que la guerra provocó, finalmente los humanos comprendieron el gran mal que hicieron y entre ellos las pases hicieron y con la ayuda de Andrea la diosa de la creación, el mundo reconstruyeron.
Hacia mucho que no se le veía, pero dentro de mi sabía que ella solos no nos dejaría.
La vida es un pequeño viaje lleno de contratiempos y momentos memorables, como mis hijos laudables la vida yo les doy, no tengan temor a lo desconocido, nunca está de más volver a comenzar, sonríe, respira y atrévete a soñar, que la oscuridad pronto pasará y de nuevo es un buen día, para una decisión tomar y aprovechar esta nueva oportunidad que tu vida cambiará, disfruta este viaje y llénate de aprendizajes, para que cuando las aguas sean tranquilas y tu barco deje de navegar, tú nada me tengas que reprochar.
La diosa así se despide y se comienza a alejar, con una gran sonrisa empieza a caminar y con sus manos las hermosas flores moradas las comienza a tocar, ella disfruta mucho este camino pues sabe que nada está mal, valiente, con la frente en alto, ella pronto nos volverá a visitar y aquí estaré yo, para volvérselos a relatar.

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