Una Vida Ennegrecida

Ofertas negros 4.5 Como corderos

(Fenrir Greyback - Punto de vista)

De pie al otro lado de la calle de The Slaughtered Calf, no puedo evitar el gruñido bajo que retumba al pensar en el lugar.

Los clientes potenciales que desean reunirse para discutir una oferta de trabajo son bastante comunes, y Knockturn Alley es el lugar ideal. Bares de mala muerte, restaurantes de mierda, callejones oscuros, juro que los he visto a lo largo de los años. ¿Pero esto? Este es el primero.

El Becerro técnicamente puede estar en el Callejón, pero está lo más lejos posible de la frente baja. No, es uno de esos lugares donde van otros mecenas de este lado del mundo a divertirse. Los ricos, los influyentes. Las viejas familias, con su dinero viejo. A los que no les importe gastar cientos de galeones por un capricho, o algún jodido fetiche. El Becerro sirve cualquier cosa que uno pida. Dragón, Nundu, Unicornio, Tritón. hombre lobo

...

Mirando una vez más la elegante invitación en la mano, me recuerdo a mí mismo que si realmente me quisieran para sus mesas, habrían intentado enviar un golpe, o peor aún, un escuadrón de captura. O simplemente convirtió la carta en un maldito traslador, he visto más que suficientes idiotas caer en eso a lo largo de los años. No, este es otro bastardo rico que quiere que alguien más haga su trabajo sucio.

Resoplé ante la idea de los bastardos suaves y de voluntad débil, escondidos en las mansiones mientras alguien más hace su trabajo. Patético.

Aún así, me pregunto quién consiguió las bragas de Parkinson en un giro esta vez. ¿O tal vez fue Notts? ¿O Malfoy? Realmente, toda la multitud tiende a correr juntos, bastardos patéticos que me miran con desdén.

Frunciendo el ceño, lo reconsidero.

No, nunca se molestarían con esto. Siempre se encuentran conmigo en el basurero más bajo que conocen. Invitarme aquí al menos finge civismo, respeto. Por otra parte, ¿un lugar donde literalmente podría estar en el menú? Eso sugiere lo contrario.

Uf, jodidos juegos de poder.

A la mierda, quienesquiera que sean, claramente tienen dinero para gastar. También puede ver lo que quieren. Como mínimo, obtengo una muy buena comida. Me pregunto a qué sabe Nundu.

Cruzando la calle, atravesé las elegantes puertas sin cuidado, observando el interior de un vistazo.

Uf, qué carajo les pasa a estos cabrones ricos que los hace decorar tan mal. Oro esto, oro aquello, bah. Caro no significa bonito, imbéciles.

"¿Puedo ayudarle?" —pregunta el idiota petulante parado en una... cabina, como sea que se llamen, cerca de la entrada, mirándome por encima del hombro.

Puedo sentir a los tipos de seguridad moviéndose en posición justo fuera de la vista de la mayoría de las personas, así que supongo que toda esta mierda llamativa es buena para algo al menos.

doy el...concergi? Joder tonto. Le doy al jodido tonto mi sonrisa menos confiable, caninos mejorados en plena exhibición, lo que hace que retroceda bruscamente cuando me acerco amenazadoramente.

"Creo que sí. Tengo una invitación, como, ¿ves?" Blandí la carta.

Agarro su mano cuando se estira para tomar la carta, inclinándome muy cerca, todavía sonriendo ampliamente.

"Querré eso de vuelta, ¿sí?"

El ahora sudoroso petimetre asiente rápidamente antes de que suelte su mano, permitiéndole alejarse.

Me giro y me dirijo a uno de los magos de seguridad detrás de mí, con las varitas en la mano, aunque apuntando hacia abajo y lejos.

"Un poco nervioso este, ¿eh? Pensé que se suponía que este lugar tenía un buen servicio al cliente. No me impresionó, muchachos, no me impresionó".