Otro día normal en la ciudad de Magnolia, hogar del gremio de magos más revoltoso de todo el mundo. Las risas y las peleas sin razón eran cosa de todos los días. Pero mientras los golpes y las sillas volaban de un lado al otro, la pequeña Dragon Slayer del Cielo estaba sentada frente a la barra, recostando su cabeza sobre esta. Esta allí, de lo más quieta y callada, nadie se daría cuenta de que estaba allí… nadie… y era eso justamente lo que la tenía deprimida. Ella era bajita, inocente, y plana. No podía competir contra las “pesos pesados” del gremio: que eran mayores que ella, y tenían mucho más pecho (exceptuando a Levi) y más curvas.
Era imposible que alguien se fijara en ella debido a lo insignificante de su existencia. Pero ella no quería ser popular ni querida por todos. Solo quería que Natsu la quisiera. Desde hace tiempo Wendy empezó a sentir unos extraños sentimientos hacia su amigo peli rosa. Ella le encantaba cuando él le prestaba atención y la felicitaba por algo, la hacía explotar de felicidad.
Siempre le daban mariposas en el estómago cuando tenía contacto físico con él. Wendy era muy inocente y no sabía cómo interpretar esas sensaciones. Por suerte tenía a su amiga Chelia de Lamia Scale: durante una visita que Wendy le hizo en su gremio meses antes pudo hablar con ella del tema. Chelia después de escuchar la situación de Wendy supo al instante que le pasaba: estaba enamorada del comedor de llamas.
Desde ese día Wendy andaba deprimida, no negaba que era feliz al tener a Natsu cerca y que le gustaría ser más cercana a él. Pero había un problema: la diferencia de edad que los dos tenían era abismal. Ella tenía tan solo 12 años cuando su amado tenía 18, ¡era prácticamente un adulto! Batalla perdida. Natsu nunca se interesaría por una niña a la que él consideraba su hermana menor y ese pensamiento la mataba, le hacía sentir muy mal.
Y allí estaba, con la mejilla contra la mesa con una expresión de derrota y tristeza total, ignorando todo el escándalo que los miembros del gremio provocaban a su alrededor. Wendy estaba muy triste, y para empeorar las cosas el responsable de su malestar se había sentado al lado de ella. Natsu tenía una sonrisa gloriosa mientras le pedía una bebida a Mirajane. Le había ganado al cubitos de hielo en una pelea y eso lo dejaba contento (en una esquina estaba Gray recuperándose del golpe siendo auxiliado por Juvia). Wendy no se movió, solo se quedó en la misma posición mirando fijamente a Natsu. El chico noto que la niña lo miraba y volteo para verla, se podía apreciar una reacción de alegría y tristeza cuando él la miro a los ojos.
—¿Sucede algo Wendy? —pregunto el peli rosa, estaba preocupado por la forma en la que estaba su amiga. Ella solía ser sonriente y animada, pero esta vez no estaba así—
—No me pasa nada. —respondió Wendy con la voz baja, dibujando una falsa sonrisa en sus labios pero que a su vez era verdadera, porque le gusto que Natsu se preocupara por haberla visto triste— Pero gracias por preguntar.
—Como tú digas… —Natsu quedo satisfecho con la respuesta, aunque tenía el presentimiento de que algo estaba pasando y no se daba cuenta, pero no le presto más atención y siguió en lo suyo—
—Natsu… —pensaba Wendy levantándose de la mesa con la mirada aun clavada en Natsu— Yo no tengo oportunidades contigo… creo que será mejor alejarme de ti…
Wendy dio media vuelta y camino alejándose de la barra, más bien alejándose de Natsu, mientras más lo veía más se daba cuenta que lo que ella sentía no estaba bien, que no tenía sentido. Su ridículo y hormonal corazón en crecimiento la había metido en esto. Se supone que el primer amor de la infancia era bonito y tierno según lo que Chelia le había dicho hace tiempo… pero este tonto amor de niña la estaba matando por dentro haciéndola sufrir. Preferiría olvidar todo y no sentir nada. Pero no podía.
La loli de cabello azul salió por las puertas del gremio. Ya no lo aguantaba. Necesitaba llorar y desahogarse, y junto al gremio había un pequeño patio con un banco debajo de un árbol. Wendy se sentó en el banco y empezó a llorar como una niña pequeña, no le negaba salida a sus lágrimas y no dejaba de sollozar y gritar. No había muchas personas por allí cerca, y las pocas que había no le prestaban especial atención, seguramente pensaban que solo era una niña mimada llorando por alguna idiotez, que de cierto modo si era así (pues Natsu era un idiota).
No paso mucho hasta que alguien se le acerco sentándose a su lado. Wendy contuvo las lágrimas como pudo para ver quién era su acompañante. Era Lucy, la maga de espíritus celestiales, ella la había visto salir del gremio con su expresión triste y preocupada fue a ver que le pasaba, nunca pensó que la encontraría llorando. Lucy no sabía porque Wendy estaba llorando, pero no le importo, abrazo a la pequeña con fuerza mientras ella continuaba llorando sobre su (enorme) pecho. La rubia acariciaba el cabello de la lolita para reconformarla.
—Todo está bien, Wendy. Todo está bien. —decía Lucy que en realidad no sabía si esas palabras la pondrían mejor, solo lo decía porque pensaba que era lo único que podía hacer—
—¡No Lucy, no está bien! ¡Estoy perdida! —contestaba Wendy entre sollozos, se notaba que estaba muy mal—
—¿Perdida? ¿Por qué? —Lucy se separaba de la pequeña, tomándola de los hombros y mirándola fijamente. Wendy no dejaba de llorar, pero al menos ya no estaba gritando— Cuéntame pequeña, somos amigas ¿no? Puedes confiar en mí y contarme que es lo que te sucede. —Lucy quería demostrarle confianza a su amiga. La maga de espíritus le seco las lágrimas a la pequeña con un pañuelo, ella ya estaba más calmada— ¿Y bien? ¿Te sientes mejor ahora?
—No del todo… —fue lo único que dijo la dragoncita antes de quedarse callada mirando a la nada. Lucy aún seguía sentada junto a ella esperando que Wendy recolectara el valor para decirse que era lo que le pasaba, tal vez ya no estaba llorando, pero se le notaba la expresión de tristeza que la hacía sufrir—
—No quiero ser una entrometida, Wendy. Pero me gustaría saber qué es lo que te ocurre. —la rubia ya no aguantaba ver a su amiga sufrir, eso también la hacía sentir mal—
—Lucy… la cosa es que… —a Wendy le costaba hablar. Sentía que se iba a morir ahogada con sus palabras. Lucy se dio cuenta y le dio un pequeño abrazo cariñoso. La dragoncita correspondió el abrazo, tomándose otro tiempecito hasta que por fin escupió— Estoy enamorada…
—¿Eso es todo? —Lucy se soltó de Wendy, mirándola con ternura. La más joven del gremio estaba pasando por un mal de amores y eso le parecía tierno. Aunque eso no quitaba que era un tema súper serio y como amiga debía aconsejar bien a Wendy para ahorrarle problemas— No te sientas mal Wendy. Son cosas que pasan, es completamente normal estar enamorada de alguien y no hay nada malo en eso. —Lucy sonreía forzadamente, la expresión de Wendy no cambiaba y eso era una mala señal—
—No Lucy… es terrible… él es mayor que yo…
—En serio —eso no lo esperaba Lucy— ¿Me puedes decir quién es?
—… Natsu… —confeso Wendy tapándose la cara con sus manos por la vergüenza. Lucy se quedó de piedra mientras su parpado izquierdo temblaba provocado por algún tic nervioso— ¡Ah, no debí decirlo!
—N-n-no W-Wendy, es b-bueno que lo dijeras. —Lucy aún se recuperaba del impacto— ¿Pero de Natsu? ¡Eso jamás lo imagine! —pensó Lucy para sus adentros—
—Es tonto lo sé. —continuo Wendy— Natsu no se interesaría en una pequeña plana como yo.
—Eso no es cierto. —espeto Lucy un poco indignada— No te has dado cuenta porque eres muy inocente; pero Natsu tampoco muestra mucho interés en los cuerpos súper sensuales.
—Pero ningún adulto se enamoraría de una preadolescente como yo.
—Yo conozco a Natsu: y el no parece considerarse un adulto. De hecho, tiene alma de niño.
—Pero… —continuaba Wendy cabizbaja, buscándose defectos a sí misma, pero fue interrumpida por Lucy que ya no aguantaba más su actitud de auto-lastima—
—¡Pero nada! —grito Lucy y Wendy se encogió un poco asustada— Eres muy honesta y sincera Wendy. Bondadosa y amable, tu valentía es increíble y tu fuerza como Dragon Slayer también lo es… y… ¡estoy segura que eso puede ser mucho más atractivo que unos pechos enormes!
—Lucy… ¿Qué quieres decir con todo esto? —pregunto Wendy después de un largo e incómodo silencio. Estaba muy confundida por todo lo que Lucy le estaba diciendo, ¿acaso le estaba dando ánimos?—
—Lo que quiero decir Wendy: es que no lo has intentado, pero yo creo que podrías enamorar a Natsu si te esforzaras. —Lucy era sincera, y no pudo evitar reír al ver a Wendy sonrojarse por lo anteriormente dicho—
—¿En serio lo crees Lucy? —pregunto Wendy aun sonrojada y mirando a Lucy con esperanza e incredulidad, se veía muy adorable—
—Claro que sí. ¡Y descuida que yo te voy a ayudar!
—Lucy… no estoy segura… —Wendy y sus propias trancas molestaban a Lucy. Ella le poso la mano en el hombro y le sonrió—
—Pues estate segura. Posiblemente yo soy la persona que más conoce a Natsu y creo saber lo que le podría gustar de una mujer. —Lucy se aleja de la lolita y alza su puño en señal de batalla— ¡Juro que hare que Natsu se enamore de ti! ¡Lo juro por mis espíritus! ¡Así que déjate de peros y sonríe, que es esa sonrisa es la que hará que Natsu se enganche a ti!
—¡Muchas gracias Lucy! —agradeció Wendy al borde de las lágrimas. Pero lágrimas de felicidad porque tenía una buena amiga dispuesta a ayudarla. Wendy no pudo resistir las ganas de abrazar a la rubia y se levantó del banco abrazándola con fuerza, ella le correspondió el abrazo—
Wendy no podía sentirse más agradecida de tener buenas amigas a su alrededor. De seguro Chelia también hubiera accedido a ayudarla si no fuera porque estaba ocupada en Lamia Scale, pero estaba contenta de que Lucy la apoyara. Un dragón devorador de llamas estaba recostado sobre una pared. Pálido como un papel y sudando como… algo que suda… sus piernas temblaban y su cerebro se sobrecalentaba por demasiado esfuerzo.
Natsu había tomado un trabajo del tablero para hacer con su amiga Lucy, y como la vio salir del gremio con anterioridad fue a buscarla. La rubia no estaba lejos, la encontró al lado del gremio hablando con la pequeña Dragon Slayer del Cielo. Natsu iba a acercársele para hablarle del trabajo, pero su instinto le ordeno que era mejor no interrumpir la charla y oírla a escondidas, y eso hizo sin ni siquiera cuestionar ese extraño instinto que le ordenaba hacer cosas carentes de sentido. Se pegó a la pared para no ser visto y en silencio escucho todo lo que estaban diciendo las chicas, quedando en shock y con la boca abierta del asombro.
“Wendy enamorada de mí”, “Por eso estaba rara”, “Lucy la ayudara”, “¿Yo enamorarme de Wendy?” “¡WAAAGH!”. La mente primitiva de Natsu ya no pudo más, su mente había hecho corto circuito. Comenzó a correr como loco en una dirección indeterminada. Cuando paso junto a la entrada del gremio Gray trato de detenerlo, pero no pudo, Natsu paso al lado suyo como velocista.
—Maldito trasero de llama, que le habrá pasado que iba como alma que lleva el diablo. —pensó el alquimista de hielo rascándose la cabeza confundido— ¡Espera! ¡¿Y si hizo enojar a Erza y está huyendo de ella?!
Al pensar en esa posibilidad Gray se fue corriendo también a un destino indeterminado, no quería que Erza se desquitara con él en lugar de Natsu. Lo divertido es que Erza ni siquiera había regresado de su misión (Gray imbécil) y seguramente estaba quien sabe dónde dándole una paliza a quien sabe quién. Después de durar un buen rato corriendo Natsu llego la casa de Lucy, coincidencia, ya que corría sin querer ir a ningún lado. Sin duda, la casa de la maga celestial era el centro del universo y todos eran atraídos a ese lugar por obra cósmica. Natsu estaba cansado y muy alterado, necesitaba relajarse, y la casa de Lucy era el mejor lugar para eso. Mmm… tal vez fue por eso que el universo lo trajo a ese lugar.
Entro por la ventana tal y como solía hacer con frecuencia, y como si la casa fuera suya, fue a la cocina y agarro un cacho de carne de la alacena. Con sus poderes de fuego la cocina con tan solo sostenerla en sus manos durante un minuto y después la comió mordisco a mordisco. Fue a la sala principal y se recostó en un sofá de color amarillo de lo más cómodo mientras le daba vueltas a su cabeza:
—Haber Natsu recuerda… piensa… —reflexionaba el peli rosa estrujando su frente con los dedos. Si quería comprender bien lo que había escuchado tendría que pensar bien en el significado de cada palabra por más ridículo que parezca— Wendy dijo que estaba enamorada de mí. Si mal no recuerdo: enamorarse es cuando una persona quiere “poderosamente” a otra persona, tanto como para abrazarla y besarla todo el tiempo y en casos extremos, pasar toda la vida con ella y tener hijos. —eso era lo que su padre dragón Igneel le había explicado sobre el enamoramiento y el amor hace muchos años— Eso es algo muy… fuerte… con razón Igneel me había dicho que era un sentimiento poderoso… Mmm… entonces… —el cerebro de Natsu echaba humo, y puso cara rara al darse cuenta de algo— ¡¿Eso quiere decir que Wendy me quiere tanto así?! ¡Increíble!
Natsu no sabía que pensar. De cierto modo se sentía muy alagado por eso, pero su instinto no paraba de decirle que algo andaba mal. Natsu decidió dejar de pensar en eso por un momento y fue a echarse un baño. Fue al baño, y nuevamente como si la casa fuera suya, lleno la bañera con agua y ya desvestido se remojo dentro de la refrescante agua. Al principio estaba fría, pero con su magia pudo calentarla en un segundo. Natsu nunca lo había intentado, pero con sus poderes podría transformar esa bañera en un yacusi si le dieran ganas.
—¿Qué debería hacer con Wendy? —se preguntaba el Dragon Sleyer de Fuego. Su intento de despejar la mente del tema bañándose no funciono, la relajación del baño de echo lo ayudaba a pensar mejor las cosas— Ella se entristecerá mucho si le dijera que no… pero ella aun no me ha dicho nada… Lucy dijo que la ayudaría a enamorarme; eso quiere decir que hará que yo sienta lo mismo por ella. ¿Pero acaso Lucy tiene algún tipo de magia que pueda hacer eso? No lo creo.
Natsu no solía pensar mucho, a no ser que estuviera luchando contra un enemigo complicado y esta no era la excepción: el amor era el enemigo que él nunca antes había enfrentado. Si tenía suerte podría llevar las cosas bien y sin ningún problema. Pero la cosa era complicada. Natsu sabía perfectamente que Wendy podría terminar muy lastimada emocionalmente dependiendo de sus acciones. ¿Entonces que debería hacer? Natsu no hallaba la respuesta. Pero para él era inútil pensar mucho las cosas. Al fin y al cabo le haría caso a sus instintos como siempre lo había hecho, y siempre todo le salía bien.
—¡Claro, eso es lo que tengo que hacer! —se dijo el peli rosa— Simplemente hacer lo que siempre he hecho. Escuchar mi corazón y hacer lo que crea correcto, tal y como dijo Igneel. —Natsu salió de la bañera con una sonrisa, había vuelto a ser el Natsu despreocupado de siempre. Al sacar su cuerpo de la bañera Natsu busco con la mirada una toalla o algo con que secarse— Parece que no hay nada con que secarme. Oh, bueno.
Já, un mago de fuego buscando algo con que secarse, que ridículo. Natsu calentó su cuerpo usando sus poderes mágicos y estuvo tan seco como si nunca se hubiera mojado. Sonriente se reía de su propia estupidez. Pero esa sonrisa se borró cuando escucho una voz cercana antes de que la puerta del baño se abriera súbitamente.
—¡Natsu!
—¡Oh, mierda!Nota:
Gracias a todos los que les esta gustando esta historia. Recuerden que en mi cuenta pueden leer más historias para todos los gustos. En los comentarios les dejaré el link de mi historia de Una Pequeña Novia, si no carga el link pueden buscarla en mi perfil. Hasta luego.
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Lucy Casamentera - Fairy Tail
FanfictionNatsu es el más despreocupado mago de Fairy Tail, tanto que desconoce que la pequeña Wendy tiene fuertes sentimientos hacia él. Wendy se siente mal y ha decidido rendirse y tragarse sus sentimientos, pero la maga celestial no dejara que su amiguita...