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El hecho de que no fuera una verdadera boda no implicaba que hubiera menos
detalles de los que estar pendiente y, la verdad era que la mayor parte de las veces
Anjali agradecía tener la mente ocupada.

Al día siguiente, todo habría terminado, se recordó a sí misma, mientras
ayudaba a Rukhsaar a meter el último vestido en el coche.

—¿Estás segura de que podrás descargar todo esto tú sola en el Century Club?—le preguntó a su amiga.

—Si no puedo, pediré a alguien que me ayude, no te preocupes por eso, Anjali.

—Podría quedarme con el niño, quizá así fueras más tranquila.

—Lo que tú necesitas es echarte una siesta, Anjali, no quedarte con mi hijo —le
dijo Rukhsaar con firmeza.

—Me temo que no voy a tener tiempo para una siesta, todavía tengo que volver
a hablar con el fotógrafo, porque parece que no ha entendido el cambio de planes, y llamar a los músicos para ver qué tal les va con el músico nuevo y...

—Y quizá deberías dejar que el fotógrafo y los músicos hicieran su trabajo y descansar tú un poco. Últimamente, pareces un zombi. De hecho, tienes ese aspecto desde que tu supermillonario dejó de aparecer por aquí.

Anjali sintió un nudo en el estómago.

—Ya te he explicado que nunca hubo nada serio.

—Pues a mí esa sortija me parecía bastante seria.

—Sólo era para apoyar la representación, y en cuanto Rahul ha tenido claro que
hiciera lo que hiciera Naina y él no iban a hacer las paces...

—Todavía no entiendo exactamente lo que ha pasado.

—Tampoco te hace ninguna falta. Recuperarás el resto del dinero y eso es lo
único importante —Anjali empezó a volverse hacia su casa—. Te veré mañana en el Century Club.

—Anjali, yo ya he recuperado todo mi dinero.

—¿Cuándo ha sido eso? —preguntó Anjali, frunciendo el ceño.

—La secretaria de Rahul me llamó hace unos días, me preguntó cuánto me faltaba
por cobrar y me envió un cheque. Pensaba que lo sabías.

Anjali negó con la cabeza.

—Aunque ahora que lo pienso —musitó Rukhsaar—, también me preguntó por
los otros suministradores y yo pensé que lo hacía porque no quería molestarte
llamándote para verificar la lista.

—Nunca le he entregado a nadie ninguna lista, ni de los suministradores ni de las deudas pendientes.

Rukhsaar se llevó las manos a la cara, haciendo un gesto de horror.

—¿Quieres decir que ella no tema manera de averiguar si le estaba diciendo la verdad? Dios mío, he perdido la oportunidad de mi vida de conseguir fondos para garantizarle los estudios universitarios a Rohan —sonrió de oreja a oreja—. Bueno, voy a montarme en el coche antes de que el niño empiece a destrozar los vestidos. Duerme un rato, Anjali, o por lo menos come algo. Si sigues adelgazando, terminará sirviéndote el vestido de Naina.

—Todavía me quedaría demasiado largo —respondió Anjali, mientras se despedía de su amiga.

El vestido de Naina era otro de los temas pendientes del día, y, probablemente, el más agradable de todos ellos. Tenía que ir a buscarlo a casa de la señora Adatia y,
sin duda, ésta insistiría que se quedara a tomar con ella el té, de modo que al menos podría disfrutar de un rato de tranquilidad.

Cuando llegó a casa de la modista, encontró la puerta cerrada. Anjali gimió
desesperada. En realidad, la culpa era suya. No podía pretender que la señora
Adatia se pasara el día esperándola en casa y no le había especificado a qué hora se pasaría por allí.

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⏰ Última actualización: Apr 20, 2023 ⏰

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