Y tal como lo había prometido. Jungkook llevó su maleta y equipaje hacia la misma habitación en la que se encontraba Jimin. Al principio, la asustadiza recepcionista les insistió a cada uno que no era buena idea que convivieran juntos cuando había un espacioso hotel con más de cien habitaciones disponibles. Obviamente, la chica no quería meterse en problemas, por lo que casi les ruega de rodillas que escogieran una habitación aparte. Sin embargo, se tranquilizó un poco al saber que esos dos chicos no eran completos extraños como ella pensó, sino que ya se conocían de antes, o al menos eso era lo que le habían asegurado.
De alguna forma eso la calmaba. Aunque eso no significaba que lo dejaría pasar, a penas se desocupara una de las habitaciones especiales, les avisaría a ambos.
—Si pierdo este trabajo, no sé qué cara les daré a mis padres —la chica suspiró profundamente, agobiada.
Por otro lado, Jungkook ahora mismo estaba encerrado en una pequeña sala que la gran habitación tenía, leyendo un guión de una grabación que tendría dentro de unas semanas. La vista era tranquila y preciosa, por no decir que era la mejor de todas, esa ventana reflejaba los grandes edificios de la ciudad y las pequeñas luces que se veían a lo lejos. Y justo ahora mismo detestaba estar compartiendo un espacio que se suponía que debía de ser de él.
¿Cómo había pasado todo aquello? ¿Por qué ahora estaba líandose con un chiquillo engreído que había sido su dolor de cabeza en la universidad en una misma habitación? ¿Qué cosas tan horribles podían pasar estando ahí juntos? Jungkook no quería ni darle vueltas al asunto, porque todas las veces que estuvo en la universidad, llevando una misma materia en la que ambos coincidían, Jimin siempre lo pasó molestando, le tiraba los libros, le rayaba los cuadernos, algunas veces pasaba a su lado y hasta lo empujaba. Cualquiera diría que era una clara señal de llamar su atención. Pero él se lo había tomado tan a pecho que realmente llegó a pensar que Jimin tenía una rivalidad con él solo por ser considerado uno de los chicos lindos de la universidad.
Trató de concentrarse en lo que leía y tenía que aprenderse. Pero por alguna u otra razón su mente siempre terminaba en el mismo lugar: Jimin.
—Si no fuese tan engreído probablemente le hubiera dejado la habitación para sí mismo y evitar problemas. ¿Pero quién se cree tratando a las personas de esa manera? Alguien tiene que enseñarle a no ser tan maleducado —frunce el ceño, recordando lo amenazante que se había mostrado—. ¡Y se atreve a amenazarme! Aghh... —gruñe con frustración.
En un estilo de rabieta, tira el guión a su lado y echa su cabeza hacia atrás, con una mano en el puente de su nariz. Una parte en su interior le decía que no tenía caso estar compartiendo una habitación, tan sencillo que era ir a recepción y pedir otra. Pero su orgullo también lo echaba hacia atrás. De todas las cosas que Jimin le había hecho en el pasado era bueno por lo menos darle una lección.
—Si tanto te molesto, ¿por qué no te vas? —una voz apareció, asustándolo por unos segundos.
Apoyado sobre el marco de la puerta, y de brazos cruzados, le muestra un rostro lleno de seriedad. Sus cejas no estaban juntas, pero le daban un aire de molestia, sus labios no estaban fruncidos pero se veían tensos.
Ese condenado mocoso se veía jodidamente bien y Jungkook debía hacerse la idea de que por más que lo negara, tenía que admirar su belleza cada vez que lo viera. Aunque lo hiciera, también había una duda existencial: ¿de qué le serviría admitirlo si siempre se iba a comportar de una manera tan egocéntrica?
Eso sería como alimentar su ego.
—¿Qué estás leyendo? —después de un rato en silencio, se adentró a la pequeña sala de estar, cambiando la conversación por completo.
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❝𝑴𝒓. 𝑭𝒆𝒆𝒍𝒈𝒐𝒐𝒅❞ ✧ [JiKook] [Adaptación]
RomanceUn error lo comete cualquiera, ¿pero terminar en una misma habitación compartida con tu odioso excompañero de la universidad? Park Jimin y Jeon Jungkook solían ser rivales en el campus universitario, ambos eran muy populares, pero por alguna extra...