Capítulo 1: El brazalete

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Disclaimer: Ni Inuyasha ni el resto de los personajes son mios, pertenecen Rumiko a Takajashi.

Otra aclaración: 

Empecé a escribir este fanfic cuando tenía como 14 o 15 años. Ha pasado mucho, mucho tiempo desde entonces. Estoy literalmente copiando y pegando los capítulos que hice en ese momento (y se encuentran en fanfiction), para guardarlos en Wattpad y si puedo finalizarlo algún día. (Lo mismo con mis otros fanfics de Inuyasha). Es posible que la forma en la que escribo actualmente difiera bastante (eso espero), de cómo escribía en esa época. En fín, quería principalmente unificar las plataformas en las que publico, así estoy oficialmente abandonando fanfiction.net. 

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Mi pequeña niña

Era una noche tranquila en el Sengoku Jidai, y nuestro grupo favorito se encontraba descansando en el bosque, sin embargo, había cierto hanyou que no podía conciliar el sueño.

Con su mirada perdida en el cielo nocturno, sentado en una de las ramas de un árbol, no lograba sacarse de la cabeza a alguien, y no, no era su querida sacerdotisa muerta, y no era el malvado de Naraku, sino una pequeñita, a quien conoció de niño, esa linda nena que había ocupado sus pensamientos hasta que conoció a Kikyou, esa chiquilla de ojos chocolate, que cautivó su corazón con la primera sonrisa que le regaló, y aquella tarde, por pura casualidad, encontró un brazalete, el mismo que le había regalado "su pequeña niña".

Flashback:

Y ahí estaba él otra vez, corriendo por su vida, huyendo de un montón de youkais, que lo perseguían, que lo odiaban, que deseaban su muerte solo por ser un hanyou, por tener una mezcla de sangre, que lo había condenado desde el momento que llegó al mundo.

Ah, si solo ella estuviera viva, la única mujer que lo había aceptado como era, la única que lo había protegido y cuidado, la única que había tratado con delicadeza sus orejitas, en vez de quemarlas o tirar de ellas, la misma que le había dado a luz y cuidado hasta sus ocho años, cuando por culpa de unos malditos aldeanos, que la detestaban solo por defenderle a él, a su hijo, acabaron con su vida, y la alejaron de el para siempre.

Pero por Kami, solo era un niño, no había pasado ni un año desde que su madre había muerto, y los desgraciados de la aldea lo desterraron, no les importo en lo mas mínimo todo lo que su mamá había hecho por ellos, no, solo lo sacaron como si fuera una basura que no valía nada.

No se dio cuenta de cuanto tiempo había estado corriendo hasta que llegó a un pequeño claro, bastante despejado, miró hacia atrás para ver si todavía era perseguido, nada, los había perdido, una vez mas se había salvado, se preguntaba, ¿hasta cuando duraría eso?, hasta cuando iba lograr escapar, y que no se lo comiera un ogro o cualquier otro monstruo furioso lo aplastara, tenia que aprender a pelear, y pronto.

Fue ahí cuando lo vio, un pozo, le serviría para ocultarse hasta que amaneciera, pero ya estaba ocupado, era una pequeña humana, traía un lindo kimono color rosa pastel, con un cinturón del mismo color, se veía muy linda, pero no lograba distinguir su cara, iba a hablarle hasta que sintió el aroma a agua salada, la pequeña estaba llorando, ja, el si que tenía razones para llorar, no tenia un lugar a donde ir, nadie lo aceptaba como era, lo maltrataban los humanos y los youkais solo deseaban su muerte, pero, ella, ella era una humana, podía ir a cualquier aldea y sería bienvenida, podía encontrar una familia, un hogar, mmm... hogar esa palabra, sonaba tan lejana para el...

-¡O-oye niña!- le llamó

-La pequeña paró de llorar, levanto la vista, y lo observo por un momento, luego se paro, y esbozó una sonrisa que lleno al pequeño de una calidez que no supo describir.

Mi pequeña niñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora