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Alicent pocas veces en su vida había sentido temor y todas esas ocasiones en su mayoría fueron cuándo aún estaba bajo el control de Otto Hightower, pero en esos momentos el terror la consumía viva; estaba segura que las ojeras estropeaban su rostro, pero desde que fue raptada no a podido dormir, al menos no más de tres horas ya que cada que cierra los ojos ve a su padre caer al suelo con una daga incrustada en su estómago e inclusive podía escuchar los gritos de su madre llamándolo.

Había pasado una semana desde que se despertó en una celda sucia y con escasa luz,  las únicas personas que veía eran sirvientes que le llevaban comida tres veces al día, gracias a ellos sabía cuánto tiempo llevaba en ese sitio, pero nunca respondían a sus preguntas ni siquiera la miraban solo la evitaban como si nisiquiera existiera y eso la estaba volviendo loca.

van a venir por tí, mamá va avenir —  no sabía cuántas veces lo había dicho, pero de alguna manera se creyó eso, que su madre estaba en camino, que Daemon no la iba a abandonar, se lo había prometido hace años — mamá ya viene.

mamá está rota.

La segunda voz la sobresalto, rápidamente se levantó del suelo para poner tanta distancia como pudiera de la persona que estaba del otro lado de los barrotes.

Rhaenyra — dijo con todo el odio en su ser, hace años que no veía a la mujer frente a ella pero esos años solo sirvieron para que la ira hacia ella aumentará.

El contraste ente ambas era más que evidente, Rhaenyra vestía un vestido elegante negro y verde oscuro ajustado que solo ayudaba a mostrar más la grasa de su cintura, su cabello plateado estaba suelto totalmente limpió y sobre su cabeza portaba una réplica de la corona de viserys, mientas que Alicent vestía un atuendo más sencillo de colores rojos y negros, el vestido estaba manchado de tierra, polvo y sangre, su cabello estaba suelto y un poco grasiento. Alicent sabía que la contraria se había arreglado lo mejor que pudo solo para burlarse de ella.

me sorprende que pienses que Daemon va a venir a buscarte — la Targaryen lo dijo en un tono burlón observandola con superioridad — no eres su sangre, no eres tan importante para el como sus tres hijos biológicos o su trono — lo último fue seguido por una leve risa y la sonrisa en su rostro solo se amplio.

¿esto te divierte Rhaenyra? Te volviste en una mala sangre ¿¡y solo ríes!?

Alicent, o querida hermanastra — prese a qué las palabras fueron dichas en un tono amistoso fueron sus ojos violetas lo que revelaron la locura Targaryen dentro de ella  — Mi padre era un obstáculo, si, lo amaba, pero el tenía algo que era mío y bueno... Tuve que deshacerme de el.

¿ese es tu plan? — Alicent dió unos pasos hacia adelante con la frente en alto, podía tener miedo y estar sucia, pero ella era la hija de Daemon — ¿matar lo único que evitaba que Daemon fuera tras de ti? ¿Causar un caos en el hogar del omega más peligroso de todos los tiempos y amenazar a su descendencia? Debo admitir Rhaenyra, estás mucho más loca de lo que pensaba.

La otra mujer solo la observo con detenimiento, toda diversión había desaparecido y ahora solo observaba con odió a la beta frente a ella, prese a ser ella más grande que la Hightower se sentía menor, sabía que la contraria debe estar muriendo de miedo, pero, aún así, no mostró tal sentimiento, si no que fue todo lo contrario.

espero que disfrutes de tu estadía aqui, Alicent, porque volverás a Daemon — la mala sangre decía al darle la espalda a la otra —al menos tu cabeza volverá a el.

Rhaenyra tenía pensado alejarse, pero fue detenida por una mano en su cuello que comenzó a asfixiarla antes de que fuera jalada hacia atrás ocasionando que golpeara los barrotes de la celda y, ante el sonido múltiples guardias entraron a ver qué había sido e inmediatamente comenzaron ayudar a su reina, quien al ser liberada rápidamente se alejo observando a la prisionera con sorpresa.

El Protector Del Trono De Hierro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora