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Días después...

Luego de haber transcurrido aproximadamente dos semanas y tres días, las cosas entre Félix y Hyunjin marchaban bien.

Hasta el momento los detectives ya sabían de su existencia, sin embargo les pareció muy extraño que hubiese perdido la memoria.

No les cuadraba para nada, puesto a que  si él sufrió una simple bala en su torso como le aseguraron las víctimas y los peritos era ilógico haya pasado esto.

Aun tenían esa pequeña duda clavada en la cabeza, irreal pero para Hyunjin esto era algo normal puesto a que no pensaba mucho en lo que pasó y simplemente trataba de "ayudar a Félix.

No obstante luego de consultarlo con los detectives, Soobin regreso junto con Changbin posponiendo todo lo del viaje y asegurarse de lo que había dicho el contrario.

Se habían sorprendido muchísimo al escucharlo que no dudaron en tomar un avión el mismo día como fuera.

Justo ahora tenían una semana conviviendo con él,  sin embargo por la mente de Felix no regresaban los supuestos recuerdos que decían tuvo.

—Oye papá estas seguro de que realmente es él?—dudoso.

—Por qué lo dices?—sirviendo las tres tazas de té.

—No sé, algo en él me parece extraño.

—Todo está bien Soobin—Le sonrio.

—No sé, simplemente algo en él no me gusta—preocupado.

—Son solo tus imaginaciones hijo.

—Papá Binnie piensa lo mismo que yo.

—Osea que se van a poner en mi contra?—dudoso.

—No pa, como crees.

—okey.

Detrás de la puerta

Osease  que el mocoso no se traga el cuento, bueno era obvió.

Que esperaba después de todo, dicen por ahí que la sangre llama y es cierto, no siente el calor de Félix y es normal.

Lo siento mucho por él pero pues a mi que me importa, ahora lo único que necesito es sacarle todo lo que tienen este idiota y seguir con mi vida como si nada hubiera pasado.

De todas maneras los niños siempre fueron las cosas más odiosas en mi vida y quitarlos no es problema.

πππ

El menor yacía en la sala mensajero con su dichoso amigo, no tenía nada que hacer puesto a que lo que le tocaba siempre era cuando comía.

Aun era temprano lo cual le daba tiempo solo para disfrutar de un café y hacerse pato en el sofá.

El mayor bajo del cuarto cambiado ya como todos los días con una ropa elegante, divisando a su esposo sin nada que hacer.

No quería discutir pero tampoco podía evitar esa última conversación y dejarlo pasar no era buena idea.

Así que tendría que enfrentarlo aún sabiendo que el contrario podría salirse con la suya como siempre.

—Minho podemos hablar?—se acerco hasta quedar a un metro de distancia.

—De que?—aun en el celular.

Candy Play KillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora