Ep-4: Un corazón herido y una esperanza

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“Siempre te amaré.”

Eran palabras fuertes, hermosas, cargadas de un significado profundo y resonante, pero también capaces de transformarse en un dolor implacable. ¿Acaso no es extrañamente trágico cómo los momentos de felicidad más intensos pueden preceder a los de mayor devastación? Fang aún podía recordar claramente aquellos días en que se sentía el ser más afortunado sobre la tierra.

Estaban en un jardín desbordante de colores, con flores que pintaban un lienzo de vivos rojos, amarillos y azules alrededor de ellos. Junto a la chica que amaba, reían bajo el cálido sol de la tarde. Todavía podía recordar su risa, dulce y contagiosa, como una melodía que deseaba escuchar eternamente, creyendo que jamás se cansaría de ella.

Pero entonces, un malentendido trivial lo cambió todo de una manera que nunca hubiera imaginado...

“Fang... ¿Puedes prometerme algo?” preguntó la chica, con una serenidad que disfrazaba la tormenta por venir, mientras sus dedos se enredaban suavemente en su cabello.

“Claro, ¿qué sucede, cariño?” respondió Fang, con la inocencia de quien no ve venir el golpe.

“¿Me amarás por siempre?”

Oh...

Esas traicionera palabras...

“Claro, siempre te amaré.”

“Siempre...”

“Te amaré...”

Esa promesa, que una vez se sintió tan sincera y profunda, ahora resonaba vacía y cruel en su memoria.

“¡Jamás debí haberte conocido, te odio, Fang! ¡Te odio!”

Después de aquel devastador accidente que marcó el final abrupto de su relación, Fang pasó semanas encerrado en su habitación, llorando en las noches, rehusándose a aceptar que la había perdido para siempre. No había palabras ni gestos que pudieran volver atrás el tiempo y corregir lo irreparable.

Después de todo lo que paso en el arcade, solo hizo que su mente fuera más a esos recuerdos.

Caminando hacia su casa después de otro día, si no hubiera sido porque se controlaba, el habría besado a Edgar.

El reflexionaba sobre todo lo sucedido desde aquel fatídico día. Nunca más había vuelto a sentir mariposas en su estómago, nunca más su rostro se había encendido de rojo ni las palabras se habían atorado en su garganta por la emoción. Pensó que nunca volvería a enamorarse, que el hueco que ella había dejado era demasiado grande para ser llenado.

Pero se equivocaba.

Había caído de nuevo, esta vez más profundo aún. Era un idiota, un perfecto idiota enamorado.

Al entrar en su casa, soltó un suspiro profundo, sintiéndose el más grande de los tontos.

Edgar.

Ese era el nombre del chico que inexplicablemente, revivió en él esos sentimientos agridulces, que provocaban una lucha interna.

“¿Qué clase de hechizo me has echado?” murmuraba Fang mientras se desplomaba en el sofá, pasando una mano por su cabello desordenado.

A pesar de sus intentos por resistirse, no podía evitarlo. Se había enamorado de nuevo y tenía que aceptar ese hecho, por mucho que luchara contra él, y si lo negara, no podria hacerlo durante mucho tiempo, era como tapar el sol con un solo dedo.

Ahora, le tocaba preguntarse, debía luchar por ese amor?, o dejarlo morir.

Su corazón aún le dolía por todo lo que pasó pero...ese pequeño sentimiento.

Era anheló?,  esperanza?...

No lo sabía, tal vez... Su corazón quería superar esa etapa?.
———

Mientras tanto, Edgar se encontraba en su propia habitación, hablando por teléfono con su amigo Sandy...

“Es que Fang es... ugh... Me duele aceptar que me está empezando a agradar mucho...” confesó Edgar al teléfono, mientras se recostaba en su cama.

“Él te cae bien...” respondió Sandy con un bostezo evidente. “Y tú siempre decías que era desagradable.”

“Lo sé, pero... él es tan... lindo” Edgar murmuraba, casi sorprendido de oírse usar esa palabra.

“¿Lindo?...” Sandy soltó una carcajada somnolienta. “¿Estás haciendo una confesión ahora?”

“Yo... Yo...” Edgar callaba, luchando por encontrar las palabras adecuadas, queriendo negar lo evidente, pero su cuerpo se resistía a cooperar. Tras unos minutos de lucha interna, finalmente se rindió y lo admitió: “No sé... creo que... me siento atraído por él.”

“Es que... es atento, sus chistes son malísimos pero me hacen sentir algo... Es fácil hablar con él, es... agradable...” Edgar seguía divagando hasta que se dio cuenta de que Sandy ya había colgado la llamada. Era típico; Sandy siempre se quedaba dormido durante sus llamadas y terminaba cortando sin querer.

Edgar dejó escapar un suspiro y permaneció recostado, mirando el techo de su habitación. Todo lo que había dicho era cierto: pensaba que Fang era atractivo, y estaba empezando a gustarle mucho más de lo que debería.

¿Estaba realmente enamorado? La pregunta parecía absurda dado lo que sentía. El sabía la respuesta, era tan obvia.

Estaba enamorado, irremediablemente enamorado del chico que alguna vez pensó que era desagradable, que pensó que el nunca iba a querer.

———🌌———
Ya está, lol.

No se, siento que es muy poco pero sirve para dejar en claro una cosa importante.

Yei. :D

Dᴇ ᴛᴏᴅᴀs ʟᴀs ᴘᴇʀsᴏɴᴀs, ᴘᴏʀ ϙᴜᴇ́ TU?. // Fᴀɴɢ x Eᴅɢᴀʀ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora