Capítulo 03

114 11 3
                                    

El salón de verano está increíble. Tessa ha hecho un trabajo magnífico con una paleta básica de blancos y verdes. Hay blanco por todas partes, con notas de follaje verde entre las montañas de calas que adornan cada espacio vacío. Las sillas están cubiertas de organza blanca atada con grandes lazos verdes por detrás, y hay hojas de helecho esparcidas sobre las mesas. Jarrones altos llenos de agua cristalina y repletos de calas blancas presiden las mesas.

Elegancia sencilla, sin aspavientos.

He picoteado de los tres platos del menú, sin vino, he jugueteado con la servilleta y he dado conversación a todos los que se han acercado a mi mesa. Cualquier cosa con tal de no mirar a Taehyung.

Jordan, el padrino, ha dado un discurso breve y dulce, sobre todo breve. No ha dicho nada sobre desde cuándo son amigos, el tío William o los viejos tiempos. El hombre de pocas palabras ha sido fiel a sí mismo pese a ser el padrino, y nadie lo ha abucheado ni ha protestado por la brevedad o la falta de sentido del humor de su discurso. Jordan no cuenta chistes, aunque parece que le hace mucha gracia la forma en que Taehyung se porta conmigo.

Y mi padre. Estoy a punto de llorar al verlo pelear con sus notas garabateadas en pósits amarillos, recordando mi infancia, advirtiendo a los presentes acerca de mi vena guerrera, y luego contándoles la historia de la vez que me pillaron robando una gominola y me comí la prueba del delito.

Levanta la copa y se vuelve hacia nosotros.

—Buena suerte, Taehyung. —Lo dice tan serio que todos los invitados se echan a reír.

A mi hombre se le dibuja una amplia sonrisa en la cara y levanta también la copa, luego se pone en pie (sin mover el brazo para no tirar de mi muñeca). Aplauden a mi padre cuando vuelve a sentarse y se bebe su whisky de un trago. Mi madre le masajea los hombros, sonriente.

Taehyung deja su agua en la mesa y se vuelve hacia mí, se pone de rodillas y me coge las manos.

Enderezo la espalda y echo un vistazo a la sala. Todo el mundo nos mira. ¿Por qué no puede seguir las reglas?

Sus pulgares dibujan círculos en el dorso de mis manos y luego juega con mis anillos, dándoles la vuelta y colocándolos del derecho. Alza sus gloriosos ojos castaños y dos rayos deslumbrantes de pura felicidad me noquean. Lo hago feliz incluso cuando intento evitar hablar de algo sobre lo que de verdad tenemos que hablar. Después de mi ardua batalla por hacer hablar a este hombre, ahora soy yo la que prefiere enterrar las cosas bajo la alfombra. Soy yo la que echa a correr, aunque estoy huyendo de un problema que ha creado él.

—Isabella —comienza en voz baja, aunque estoy segura de que lo ha oído todo el mundo, puesto que el silencio es atronador—. Mi preciosidad —sonríe—. Eres toda mía.

Se levanta un poco y me besa con ternura.

—No necesito ponerme de pie y anunciarles a todos lo mucho que te quiero. No me interesa complacer a nadie, sólo a ti.

Se me hace un nudo en la garganta y sólo acaba de empezar.

Suspira.

—Me has conquistado, nena. Me has hecho tuyo, y tu belleza y tu fuerza me han embriagado. Sabes que no puedo vivir sin ti. Has hecho que mi vida sea tan hermosa como tú. Has hecho que quiera tener una vida que valga la pena, una vida a tu lado. Tú eres todo lo que necesito. Necesito verte, escucharte, sentirte. —Deja caer mis manos y me acaricia los muslos—. Amarte.

Me tiene en el bolsillo. Tiene a mi madre en el bolsillo. Tiene a todos los presentes comiendo de su mano. Me muerdo con fuerza el labio inferior para no dejar escapar un sollozo, siento un nudo que me atenaza la garganta y los ojos llenos de lágrimas. Miro el apuesto rostro de Taehyung, mi marido arrollador, que arrasa con mi cuerpo y con mis emociones.

Confesión // K.Taehyung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora