Capítulo Catorce

154 27 24
                                    

NEGRITAS = Hablan en Maya.
NEGRITAS CURSIVA = Hablan en Náhuatl.

≪•◦ ❈ ◦•≫ ── ≪ ꧁꧂ ≫ ── ≪•◦ ❈ ◦•≫

Narra Serena:

Comencé a sentir movimiento a mi lado, yo aún permanecía con los ojos cerrados, mis sentidos fueron despertando poco a poco y comencé a captar las texturas y sonidos que me rodeaban. Oí una respiración, al abrir mis ojos, él estaba ahí a mi lado, durmiendo tranquilo y profundamente, sus ojos se abrieron lentamente y su mirada me buscaba; ambos nos sonreímos.

— ¿Cómo te sientes? — me preguntó acariciando mi mejilla con su pulgar.

— Algo... cansada y adolorida — dejé salir una risa nerviosa.

— ¿Tienes hambre? — me dio una sonrisa pícara, esto hizo que me sonrojará y me cubriera el rostro con mis manos; me límite a asentir.

Namor se puse de pie y se acerco a un baúl que había cerca de la cama, de él saco una tela cuidadosamente bien doblaba; se acercó a mí y extendió sus brazos a mí para que la tomará.

— Te estaré esperando afuera — depositó un beso en mi frente y desapareció por la única entrada de la choza.

Extendí la tela que me dio y era un vestido hermosamente decorado de jade y oro; me lo puse y acomode mi cabello para después dirigirme a la salida de la choza y encontrarme a Namor hablando con una mujer, ambos hablaban en Maya y en voz baja, era casi inaudible lo que hablaban.

¿Por qué la trajiste? — pude notar el tono áspero en la voz de aquella mujer.

Yo no la traje, ella llegó ayer sin problemas - le contestó Namor.

¡¿Paso la noche aquí?! — levantó la voz esta vez.

Shhh... Ya no soy un niño, puedo tomar mis decisiones — podía sentir la molestia en su voz — Si yo lo decido, ella puede pasar tantas noches que ella deseé - pude sentir el reclamó como si fuese para mí.

La mujer iba a hablar hasta que volteó la mirada hacía donde me encontraba, esto hizo que Namor volteara en su dirección y notará mi presencia al instante. Giro rápidamente para hablar de nuevo con la mujer, pero está se estaba lanzando al agua y desaparecer en sus profundidades. Namor se acercó a mí nuevamente y me tomó por los brazos.

—¿Escuchaste todo? — me miró preocupado.

— Solo una parte — confesé.

— Ella... — lo interrumpí antes de que pudiera continuar.

— No me quiere aquí, ¿cierto? — temí por la respuesta que fuese a darme.

— No, no es eso — suspiró — Tiene miedo de que vayan a atacarnos o que de desaté una guerra.

— Bueno, creo que la única guerra que ha habido en este momento es la de anoche — bromee para destensar el ambiente que había en la cueva. Namor soltó una carcajada y paso a depositar un beso tierno sobre mis labios.

Pasamos a desayunar y hablabamos de las cosas que habían sucedido durante los últimos tres meses, no eran más que responsabilidades y nuestro voluntariado para atender a la gente de nuestros pueblos.

Durante el resto del día, nos dedicamos a visitar el pueblo de Namor, la gente se acerba a saludar, pero podría decir que en varias ocasiones hacían a un lado a Namor para hablar directamente conmigo. Algunas de las personas me acercaban bandejas de fruta o ciertas flores submarinas que ellos cultivaban, también pequeños regalos como figuras de algún animal e incluso algunas mujeres me llegaban a regalar hermosos tocados hechos de metales y piedras preciosas; quede encantada con cada uno de los presentes que me eran otorgados. Por otra parte, ibamos a visitar algunos de los hogares de los Talokanies. Había todo tipo de familias y la única diferencia es que podían ser familias con muchos o pocos integrantes.
Durante nuestro recorrido, también llegabas a jugar con los niños, adolescentes o con los jovenes que se encontraban jugando al tradicional juego de la pelota. Nos llegaron a poner en equipos contrarios y esto parecía divertir a todos; después de todo, no se ve a dos gobernantes jugando como contrincantes en un juego de pelota.

In Yaakumech | Namor ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora