Capítulo Veintitrés. Parte Tres: El Final

132 16 5
                                    

NEGRITAS = Hablan en Maya.
NEGRITAS CURSIVA = Hablan en Náhuatl.

≪•◦ ❈ ◦•≫ ── ≪ ꧁꧂ ≫ ── ≪•◦ ❈ ◦•≫

Narra Serena:

Los meses pasaban y mi vientre se notaba cada vez más. El pueblo ya sabía de mi estado; Erandi, mi sacerdotisa fue la encargada de dar a conocer la noticia a todos y ocultarme ya no fue una opción.
Parecía que todas las mujeres de mi consejo y las del pueblo, se pusieron de acuerdo para darme consejos, tips y todo lo necesario para ser una madre y no tener miedo en el intento, pero entre más cosas me decían más miedo me daba.

Dado que Shuri regresó a Wakanda después de nuestra pequeña discusión sobre la paternidad de Namor, Erandi tomó su lugar y me acompañaba a mis revisiones, y de vez en cuando, aprovechaba para hacer limpias y rituales de protección para que mi embarazo y parto salieran bien.

Estaba en mi cuarto, acostada en mi cama para descansar un poco mis pies; ya cerca del tercer trimestre mis piernas tendían a hincharse y a pesar mucho. En ese momento, sonó el característico llamado de las perlas Kimoyo; dude en responder, pero terminé aceptando la llamada.

—Shuri. —respondí.

—¿Cómo estás? —preguntaba Shuri con un tono muy dulce.

—Muy... hinchada. —quise bromear, pero sonó más como sarcasmo.

—¡¿El embarazo se puso peligroso?! —pude escuchar su voz alterada.

—¿Qué? ¡No! —suspire y me pase las manos por el rostro—. Es el último trimestre y... mi cuerpo hace estado reteniendo líquidos. Es lo normal que le suceda a una embarazada.

—Ahora entiendo —término por decir—. ¿Puedo ir a verte? Sé que volvimos a quedar en una mala situación, pero me parte el alma no haberte acompañado en estos meses. Iyali me comento que una de tus sacerdotisas le conto a todo el pueblo sobre tu embarazo.

—Por los Dioses. Erandi, sí —volví a suspirar—. Si, quiero que vengas. Estaré con mucha gente, pero necesito a mi amiga conmigo, a mi hermana.

Ambas reímos, escuchándonos a través de las perlas.

Estaba lista para mi el término de mi embarazo, o al menos, todos a mi alrededor me habían preparado. Todas las mujeres que fueron o han sido madres, trajeron ofrendas y sobaban mi vientre para bendecirme.
Shuri y Okoye no pudieron llegar en mejor momento, solo que a ellas también las pusieron a bendecirme y se veían tan graciosas con sus rostros llenos de confusión y sin saber que están haciendo, pero lo hacen con buenas intenciones.

—Y... ¿esto empezó junto en este momento que llegamos? —preguntó Okoye, mientras se limpiaba las manos para retirar el agua y las aceites que usaron para las bendiciones.

—Llevan así desde que entré al último trimestre —sonreí mientras acariciaba mi vientre—. Ahora entiendo a todas las mujeres que fueron bendecidas por mí.

—¿Por qué? —pregunto Shuri.

—De algún modo, es reconfortante y más ahora que estoy en el término del trimestre. —le respondí.

Era verdad, ver a todas las mujeres que bendecí durante tantos años  bendicirndome ahora a mí, me traía tanta paz. Era como si todas hubiesen tomado el lugar de mi madre y me cuidaran a mí.

In Yaakumech | Namor ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora