D O S

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—Wow, no sabia que tu hermana se casaría con un viejo rico.

Jungwon se volteo a ver a Niki cuando este silbo por lo bajo, mirando el hotel donde tendría lugar la boda a través del parabrisas.

—Ella no se va a casar con un viejo, ¿por qué crees eso?

—¿Entonces porque se casa?

—¿Por qué ama al tipo lo suficiente para dar este paso con él? —dijo con obviedad.

El castaño rodó los ojos.

—No seas cursi. Si te casas, tiene que ser con un viejo rico que durante la luna de miel tenga un extraño accidente inexplicable y te deje toda su fortuna.

Jungwon agradeció que Seongwon se hubiese dormido durante el viaje pero se aseguraría de que el niño no pasara demasiado tiempo cerca de Niki, el chico estaba mentalmente perturbado. Eso o había logrado colar algo de su maravillosa droga dentro de su ropa y la había eliminado en la última estación en la que se detuvieron para que pudiese utilizar el baño. Niki era tan predecible como una ruleta rusa.

Sin querer escuchar otra de las ridículas ideales para su futuro de Niki, Jungwon bajó del auto y se dirigió a la puerta trasera, sacando a Seongwon de su silla antes de acunarlo en sus brazos, asegurándose de tomar el peluche en forma de patito del asiento antes de permitir al botones del hotel tomar las maletas de la valija del auto y al valet hacerse cargo del vehículo. No habían traído muchas cosas, no esperaban quedarse mucho tiempo.

Una maldición baja escapó de sus labios cuando vio a su madre bajando las escaleras hacia él con una gran sonrisa en su rostro que puso sus pelos de punta.

—¡Jungwon, cariño, me alegra que hayas podido venir!

Jungwon hizo una mueca ante el escandaloso recibimiento de su madre, moviéndose en un suave vaivén en un intento de que Seongwon siguiera durmiendo sin ser perturbado. Su mente giraba en torno al hecho de que sus padres no sabían que tenía un hijo y como rayos iba a informarles que le había escondido tal suceso. Ellos iban a tener su cuello, eso seguro.

—No podía faltar a la boda de mi hermana —su tono no tenía ninguna alegria real pero su madre fingió no notar su falta de entusiasmo.

Los ojos oscuros de la mujer se dirigieron al bulto en sus brazos.

—Oh —parpadeo—. ¿Y quien es este pequeñito?

—Él es... es... el hijo de Niki.

—¿De Niki? —su madre observó al castaño cuando este llego a su lado. Los pantalones a cuadros, que Jungwon tenía la sospecha que eran pijamas, la sudadera grande y el cabello desordenado no daban la talla de padre de familia pero no había muchas opciones por el momento—. No sabia que te habías casado, Niki.

𝕾𝖔𝖇𝖗𝖊𝖛𝖎𝖛𝖎𝖊𝖓𝖉𝖔 𝖆 𝕰𝖗𝖔𝖘 || 𝓙𝓪𝔂𝓦𝓸𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora