N U E V E

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Salieron varias veces luego de la salida al zoológico, ninguno de los dos mencionó el beso en la puerta pero las cosas eran mejores desde ese momento. La sensación de estar haciendo algo errado estaba desapareciendo poco a poco y los momentos que compartían eran más dulces y cariñosos. Seongwon parecía en el cielo gracias a toda la atención combinada que estaba recibiendo.

En el primer día libre de Jungwon, Jongseong apareció en la puerta con una caja marrón con un pequeño moño en la punta y una gran sonrisa en su rostro.

—Tengo miedo de la respuesta pero, ¿que hay dentro de la caja? —Jungwon lo miró sospechosamente mientras se dirigían a la sala, donde Seongwon estaba concentrado dibujando sentado sobre la mesa ratona.

—No es nada malo —dejó un beso rápido en el borde de sus labios antes acercarse a Seongwon—. Es un regalo para mi niño favorito.

—¡Papá! —los ojos ámbar se iluminaron al verlo.

Atrapando el pequeño cuerpo cuando Seongwon salto hacia él en busca de un abrazo, Jongseong dejó la caja sobre la mesa con cuidado y procedió a cubrir el pequeño rostro con besos, logrando que su hijo se carcajeara. Jungwon miró la caja nuevamente, siempre había sido muy curioso y estaba muriéndose por saber que había dentro.

Dejando a Seongwon en el suelo, Jongseong hizo un gesto hacia la caja—. Vamos, abre tu regalo.

Observandolos abrir su obsequio, Jungwon gimió dolorosamente cuando las solapas fueron empujadas a los lados—. ¿Patos? ¿Le obsequiaste dos patos?

—¡Seongie! —Seongwon aplaudió alegremente, acercando sus manos con una suave torpeza para acariciar la cabeza de uno de los animalitos.

—No —Jongseong le dedico su sonrisa más inocente—. Le regale un patito a mi hijo y otro a su padre.

—Dime que estas hablando de ti mismo.

Riendo, el castaño dejo a Seongwon en el suelo y se acercó a Jungwon, envolviendolo en sus brazos—. ¿No te gustó mi obsequio?

—¿Me regalaste un pato? —susurró incrédulo.

Se encogió de hombros—. Aceptalo, es un regalo original, ellos hasta tienen cintas de colores en sus cuellos —señalo—. Son adorables.

Jungwon observó la caja, viendo la enorme sonrisa de su hijo mientras los patitos se acurrucaban juntos en un montón de plumas amarillas, las cintas de colores con moños en sus cuellos eran lo único que sobresalían en el pequeño bulto.

—Si, lo son —admitió a regañadientes.

—Soy bueno eligiendo regalos —se jacto con una gran sonrisa, dejando pequeños besos en su mandíbula.

Sacudiendo la cabeza con diversión, se alejó del chico—. Iré a hacer el almuerzo, tu encárgate de las cosas que trajiste para los patos.

Antes de que pudiese alejarse, la mano de su Jongseong atrapó la suya y lo trajo de regreso contra su pecho—. Primero dame un beso.

𝕾𝖔𝖇𝖗𝖊𝖛𝖎𝖛𝖎𝖊𝖓𝖉𝖔 𝖆 𝕰𝖗𝖔𝖘 || 𝓙𝓪𝔂𝓦𝓸𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora