Al escuchar su música y la mía es como tocar la puerta hacia el cielo o el infierno y entre ellas dos encontrándose el limbo. Yo estoy abriendo la puerta hacia su cielo, pero llevando cada una de mis almas celestiales porque si del futuro hablase puede que con la persona que se llevó mi anima hagamos nuestro propio paraíso con todos los colores de los 3 reinos celestiales haciendo de todos los colores uno mismo. Todo en uno solo es el negro, pero no necesariamente tiene que ser malo porque a diferencia de todos los colores este es verdaderamente leal y real.
En otras palabras es como el tono rojizo lleno de romanticismo y en él representándose un corazón lleno de amor como de abundante pasión, sin embargo esta alma no es nada más que fuego y algo superficial. Del otro extremo está una parte fragmentada del mismo corazón, pero con un tono rojizo más opaco lleno de melancolía y en él representándose un corazón lleno de desesperación como de inmenso dolor, sin embargo esta otra alma no es nada más que humo y cenizas...
Y por más que aquí pareciese terminar, mucho más allá de los extremos se halla un corazón que no es ni rojizo ni opaco. Es de un color blanco puro que te habla lleno de calma mediante sus pequeños, pero valiosos susurros. Este está sumergido en plenitud y en el representándose un corazón repleto de reflexiones como del origen de todo su arte. Todos estos corazones están unidos por una cuerda que se supone que nadie puede ver ni tocar, aún así un extraño cuerpo con almas que no son de aquí pasan sus emociones en cada una de ellas ocasionando la unión de lo fragmentado. El ser de las 3 almas ahora tiene una cuarta, pero solo son cuatro si se suman las tres. De modo que cada una de las alma llegan a sentir lo mismo a pesar de que sean diferentes, pero
¿Por qué será que todas laten tan velozmente?...
