La última vez...

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Hubo un día en que el agua escampaba sobre el techo de mi habitación, las gotas recorrian todas mis ventanas, y el cielo se tornaba gris, como cuando despides a un ser querido por última vez, tal vez era un mensaje del mundo diciéndo que ese sería el fin de mi mundo.
Te abrace un rato largo casi como si hubiese predicho que ese sería el último abrazo, te ofrecí mi sueter, pues sentía celos si alguna gota llegaba a tocar el mismo lienzo sobre el cuál me desplazaba con tanta pasión y desesperación, como sabiendo que esa sería la última vez que lo haría.
Mire tus ojos y peine tus cejas como de costumbre, siempre lo hacía para recordar mi suerte al ser esclavo de unos ojos tan puros y abundantes, hermosos y fugaces, •grandes• tanto como lo es el sol en su mejor posición durante el día
Ese día no besé tus labios, bese tu alma, camine entre cada uno de tus labios, irónico, como si fuera la última vez, no logré a despedirme como de costumbre pues te esperaban con presura, pero si logré admirar tu desfilar por última vez, e internamente me dije "que suerte la de los valientes que arriesgan sus últimas esperanzas en algo tan riesgoso como lo es el amor" y fue lo que hice.

Fue la última vez que la ví, la última vez que sus labios tropezaban con los míos, la última vez que me sentía tan seguro y cuidado entre unos brazos, la última vez que te daba otro mas de mis suéters, la última vez que me sentí amado por quien soy, la última vez que dejabas tus ganchetas en mi habitación, la última vez que arreglaba tus cejas como expresando hasta la última gota de amor que sentía por tí, la última vez que te escribía cuando me sentía mal, cuando estaba bien, cuando te quería contar mi día, cuando te quería decir todo lo que me estaba pasando, pues el único lugar que tenía eras tú.

Pero fue la última vez, el último día que construía mas planes en los que tu estabas, el último día que fuiste mi única familia, mi única estadía bajo la lluvia, mi único lugar en el cuál fuí feliz.

Mas que feliz fui yo, simplemente fui realmente yo, no esta maldita versión de un fumador adicto que solo sabe encerrar sus problemas en una habitación con un cuaderno y un lápiz, sin chiste, sin gracia, solo una vida bohemia de otro escritor que fallece en cada verso.

Luna de la carretera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora