Había una vez una anciana que vivía en una pequeña cabaña en el bosque. La gente del pueblo evitaba acercarse a ella, pues se decía que practicaba la brujería y que había hecho un pacto con el diablo.
Un día, una pareja de jóvenes se adentró en el bosque en busca de aventura y acabaron encontrando la cabaña de la anciana. Pensando que no había nadie en casa, decidieron entrar para echar un vistazo.
En el interior, encontraron extraños objetos y pergaminos escritos en un idioma desconocido. En ese momento, sintieron un escalofrío recorrer sus cuerpos y decidieron marcharse rápidamente.
Pero cuando intentaron salir, la puerta se cerró de golpe y se quedaron atrapados en la cabaña. De repente, la anciana apareció en la habitación y comenzó a murmurar una extraña maldición. Los jóvenes intentaron huir, pero la puerta estaba cerrada y las ventanas estaban selladas.
La anciana se acercó lentamente y comenzó a transformarse en una criatura horrible, con garras afiladas y una mirada siniestra. Los jóvenes gritaron de terror mientras la criatura los atacaba y los arrastraba hacia las profundidades del bosque.
El día siguiente, los lugareños encontraron los cuerpos destrozados de la pareja en el bosque. Se dice que la anciana sigue viviendo en su cabaña, y que atrae a los imprudentes que se aventuran en el bosque para alimentarse con su carne. Desde entonces, nadie ha vuelto a entrar en la cabaña, y la gente del pueblo evita acercarse al bosque por temor a encontrarse con la terrible criatura.