Hace muchos años, en un pequeño pueblo en el medio del bosque, se decía que había una casa embrujada. Nadie se atrevía a acercarse a ella, y mucho menos a entrar. Se decía que una familia había vivido allí hace muchos años, pero que habían sido asesinados en circunstancias misteriosas.
Un día, una familia aventurera decidieron explorar la casa. Después de un largo camino por el bosque, llegaron a la casa y entraron por la puerta principal. Todo parecía normal al principio, pero pronto comenzaron a sentir que algo estaba mal.
De repente, escucharon un ruido extraño en el piso de arriba. Decidieron subir las escaleras para investigar, y encontraron una habitación cerrada con llave. Uno de los amigos logró abrir la puerta, y encontraron una habitación oscura y fría.
Mientras exploraban la habitación, uno de los amigos levantó una sábana que cubría un objeto en el centro de la habitación. Para su horror, descubrieron el cuerpo momificado de un niño pequeño. Al instante, comenzaron a sentir que algo estaba mal.
De repente, las puertas y ventanas de la habitación se cerraron de golpe, y los amigos se dieron cuenta de que estaban atrapados. Fue entonces cuando escucharon una risa siniestra, seguida de una voz que les dijo: "no deberían haber venido aquí".
La habitación comenzó a llenarse de una niebla densa, y los amigos se dieron cuenta de que estaban siendo atacados por algo invisible. De repente, una figura oscura apareció frente a ellos, y comenzó a perseguirlos por toda la casa.
Los amigos corrieron hacia la puerta principal, pero estaba cerrada con llave. Desesperados, intentaron escapar por una ventana, pero también estaba bloqueada. La figura oscura los acorraló en una habitación pequeña, y comenzó a cerrar la puerta lentamente.
Los amigos gritaron y lloraron, pero era demasiado tarde. La figura oscura los había atrapado, y nunca se volvió a saber de ellos. Desde entonces, hay quienes dicen que la casa sigue embrujada, y que la figura oscura todavía acecha a quienes se atreven a entrar.