"ÉL ERA TODO"

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"ÉL ERA TODO"

Y es que investigar era algo fácil, lo difícil era sostener una relación privada con su jefa, claro si a eso se podía llamar relación.Ultimamente nadie había dormido bien en la oficina, y el hacerlo era un verdadero lujo.

Debía apresurarse a terminar las últimas tareas del día, porque mañana sería un día por demás pesado, pues tenía que ir a la agencia de S.M. Entertainment para investigar quien era Azenet y como sucedió todo.

Después de terminar los reportes oficiales y entregarlos a Eun Sang, decidió ir a casa solo necesitaba tiempo para descansar y analizar lo que estaba pasando en su vida.

Sian llegó a su apartamento y dejó los zapatos y el saco a un lado de la puerta y se dirigió a su habitación; sin embargo notó algo raro al pasar por el comedor, y es que él no solía beber, al menos no en días en los que tuviera que trabajar, y que recordará no había debido en casa con Eun Sang esa tarde,por lo que era un tanto ilógico que hubiese dos tragos de whisky servidos sobre la mesa.

Sian se apresuró a encender la lámpara del comedor y a revisar el resto de la casa, y aunque era un aprendiz y aún no le otorgaban su placa ni un arma él había aprendido defensa personal desde muy pequeño, era cinta negra en taekwondo y karate. Para su suerte no había nadie, aunque el invasor había dejado una nota en una servilleta a lado de uno de los tragos el cual decía: "Se ven bien juntos".

Esto era una locura, el infeliz entró aún estando él dentro de su propio apartamento, sin duda alguna él estaba en la mira del sospechoso, eso era más que claro y Eun Sang también. Esa noche no pudo dormir solo estaba pensando sin pensar, lo que le resultó un poco tonto.

La noche se le hizo tan larga que no se dio cuenta que ya era de día, bueno no hasta que su alarma sonó de pronto. Sian se dispusó a bañarse y prepararse para el trabajo. Por lo que no pudo darse cuenta de que él había vuelto dejado otra nota y desaparecido de ahí.

Sian se vistió de prisa mientras veía las noticias, y escuchaba lo que él anteriormente había escrito; así como las críticas y sin fin de dudas e interrogaciones que la prensa difundía a la sociedad coreana; mientras él iba a la cocina por un café, notó que en la mesa del antecomedor había otra nota: "A ella le gustan los expresos por la mañana".

Sian no entendía nada, cómo es que él conocía cosas de Eun Sang, lo peor es que no sabía quién era.

Por otro lado Eun Sang se arreglaba para salir a trabajar como todos los días sin embargo al ponerse el vestido rojo que él le había regalado, sus recuerdos empezaron a hacerle mella, su primer beso, su primera cita, técnicamente, el fue su primer todo, era increíble que hoy no fueran nada, y que después de ser su todo ahora no son nada; pero por otro lado estaba Sian un chico por demás lindo cariñoso, amable y entregado; aunque bastante intenso, Sian era un caballero en toda la extensión de la palabra.

En cambio él, fue un torbellino de emociones, fue el principio y fue el fin de todo aquello que la llevó a los límites, fue una montaña rusa de la que muchas veces se quiso bajar pero que siempre le fascinó estar en ella, era un fuego que quemaba todo a su paso; pero no todo fue tan malo si sonrisa era como un amanecer, sus caricias como un abrazo, sus besos; eran como una dulce adicción. Fue como ver un atardecer después de la tormenta.

Él era, un maldito narcisista por excelencia, según sus amigos, un egocentrista de mierda, que solo se jactaba de ser el promedio perfecto de medicina y que pronto llegaría a la perfección de esta, consideraba que la medicina de hoy en día tenía muchos errores. Pero tenía algo que lo volvía especial.

La llamada de Sian la volvió al presente, por lo que se apresuró a contestarle mientras se ponía un poco de perfume, el cual a él lo volvía loco y a Sian también. Tomando la llamada en altavoz:

-Bueno?

-Eun Sang, tenemos que hablar.

-Ya lo hacemos dime, ¿qué pasa?

-No, debe ser en persona.

-Mmmm, ok

-Nos vemos en la oficina.

Eun Sang salió y se montó en su bebé y se dirigió a la comisaría; después de todo iba retrasada, no podía perder más tiempo. Cuando llegó a la comisaría, vió a Sian estaba en la puerta, esperándola, cosa que era raro en él; pues eso solo indicaba una cosa: había problemas, y serios.

-Hola Sian, ¿pasa algo?

-Sí, alguien ha entrado a mi casa y parece conocerte.

Eun Sang palideció cuando Sian le ofreció un expreso; puesto que el siempre compraba un latte antes de verla. Pero el hecho de haberle comprado un expreso no era lo unico que la habia hecho palidecer sino la nota que había sobre este, esa letra no solo le era familiar, sino hasta entrañable, esto seguramente era un sueño, en definitiva que esto no era posible, y de serlo sería una locura, pero sobre todo sería como desenterrar un pasado que Eun Sang prefería dejarlo en eso, en pasado.


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⏰ Última actualización: Apr 21, 2023 ⏰

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Azenet: Detrás de bambalinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora