Todo había sido un desastre, mi plan de entrenar con un miembro del Clan del Pie que parecía estar solo había fracasado, debería haber sabido que eso era una trampa, pero no lo pensé y salte a detenerlo. Había sido una emboscada, de repente, había sido rodeado por un ejercito entero, y como estaba yo solo me dieron una paliza. Después de haber intentado escapar desde un inicio, por fin lo conseguí, me desmayé en el bosque y todo se volvió negro.
De repente, me desperté, y tenía vendajes por la mayoría de partes de mi cuerpo y no recordaba mucho sobre cómo había conseguido llegar aquí.
Me levanté sin hacer mucho ruido, cuando escucho la puerta de la habitación abrirse, viendo aparecer a una chica de aspecto cansado y preocupado, la veo acercarse a mí muy rápido, y, por instinto, me puse a la defensiva, pero también fallé en esto último ya que al mover mis piernas, me tropecé y me caí de cara al suelo, haciendo que mi nariz sangrara.
-¡Quieto, te harás más daño! -Dijo aquella joven cercándose a mí para seguidamente sacar un trozo de papel de su bolsillo y limpiarme la sangre que había salido de mi nariz hace unos segundos.
Aquella chica era hermosa, y parecía tener una personalidad amable y sincera, no pude contenerlo, pero gracias a la cercanía y a su belleza, sentí un cosquilleo en el cuerpo haciendome sonrojar de una manera bastante notoria.
- Menos mal que estás bien, me costó bastante traerte hasta aquí, pero seguro que ha valido la pena, ¿cuál es tu nombre?
-R-raphael! -Dije separándose un poco de aquella dama, no sabía que estaba pasando, pero las palabras no salían con claridad de mi boca.
- Es un gusto, mi nombre es ___ y puedes quedarte aquí hasta que te sientas mejor.
Asentí y pensé que esto solo era el inicio de algo...
Había pasado un tiempo desde que la conocí. ___ era la chica perfecta, mi actual mejor amiga pero yo tenía algunos sentimientos encontrados dentro de mí.
Sabía que me gustaba por las noches en vela pensando en ella o la preocupación cuando no responde a los mensajes en menos de un minuto. Esa chica me volvía loco.
Y se que ella siente lo mismo por mí, me lo confesó al igual que yo me confesé a ella. Pero mi amiga no quiso una relación, yo no lo entendía, ¿cómo puede ella gustar de mí pero no querer una relación? Ya nos hemos agarrado de la mano, dado besos en las mejillas, hasta una vez en los labios y por alguna razón ella no quería nada serio.
Así que por esa razón me dirijo ahora a su casa, para aclarar todo, quiero hablar con ella y decirle lo que siento de nuevo para ver si hay alguna reacción distinta.
