5;- un regusto amargo

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[ tw: transfobia explícita y descripciones de violencia ]

Pero por mucho azúcar que eches, ese regusto amargo siempre acabará resurgiendo, y ninguna sacarina será capaz de aplacar el fuerte sabor de la realidad más oscura de cualquier café solo.

Había pasado aproximadamente un año desde que toda esta historia dio su comienzo

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Había pasado aproximadamente un año desde que toda esta historia dio su comienzo. Eran las últimas horas de la jornada laboral y los camareros ya estaban recogiendo mientras terminaban de atender a los pocos clientes que quedaban en esa tarde-noche de finales de invierno, donde el frío reinaba y aun no había atisbos del clima primaveral.

Pero el camarero de mechones negros tenía la mente inquieta mientras limpiaba la barra; aquel cliente de gafas que venía todos los días sin falta a la cafetería, aun enfermo o con el peor clima, no había aparecido en todo el día. Spreen sabe que puede haber mil y un motivos no trágicos por los que este no haya venido, pero su mente empezaba a emparanoiarse, preocupado de que algo malo le hubiese pasado al chico.

Y ojalá su mente se hubiese equivocado.

Sonó la campanilla

— lo siento, estamos cerran- — se apresuró a decir Mayichi, quien limpiaba las mesas, pero se paro a si misma al ver quién era, o más bien, al ver en qué estado llegaba.

Juan apareció por la puerta con rastros de lágrimas por sus mejillas amoratadas, y con muchas otras retenidas en sus ojos, tratando de no llorar más. Cabizbajo, se sentó en una de las mesas sin decir nada. Spreen se quedó inmóvil ante la figura apagada del chico que, a sus ojos, era el sol personificado. Preparó el latte macchiatto con caramelo sin pensarlo y junto con un cupcake de chocolate, fue a entregarselo al de gafas; saltándose todos los códigos y límites que debía tener en su trabajo, se sentó a su lado.

— estas bien? — pregunto con una voz suave, casi un susurro cómplice entre los dos.

— ah s-si... Estoy bien... bien... — se limpiaba las lágrimas tratando de que su voz no sonase tan quebrada.

— amigo, acabas de entrar y creía que estaba viendo pasar a un zombie — el más bajo soltó una leve risa ante la broma del menor — dime, paso algo?

— es solo que... — miraba inquieto a todos lados, intentando no caerse a pedazos mientras hablaba — es que yo... tuve una discusión... con- con mis padres y eh... — le era imposible ordenar su caótica maraña de pensamientos mientras evitaba con todas las fuerzas que las lágrimas se saliesen y la mucosidad de impidiese respirar.

— escucháme — le devolvió a la tierra posando suavemente su mano sobre las inquietas del mayor — acabo mi turno en 20 minutos, me esperas y cuando termine salimos y me cuentas mejor? — le sugirió mirándole directamente a los ojos con toda la gentileza y preocupación que una persona puede transmitir con sólo una mirada.

— v-vale... — las comisuras de sus labios se elevaron levemente como agradecimiento. El más alto se fue a terminar lo que le quedaba de trabajo lo más rápido que pudo, sin perder de vista al chico, que tomaba su café con la vista perdida, buscando con la mirada al camarero cada que salía de su trance.

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⏰ Última actualización: Jul 04, 2023 ⏰

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Latte macchiato con caramelo - SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora