A la Cuarta División le falta un Teniente, un Vice-Capitán que sea digno de llevar tal título, pero Kazutora ni siquiera se molesta en buscar uno y nadie objeta nada. Sin embargo, un día Mikey se harta y le reclama que busque uno, teniendo a sus dos...
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“I don't like this guy!”
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—¿Y? Contesten, mierda. ¿Por qué me querían dejar sin puerta?
Baji se cruzó de brazos esperando una respuesta de sus amigos mientras Kairi seguía detrás de él, apoyando sus manos en la espalda y mirando por sobre el brazo derecho hacía los invitados. Si no estuviera haciéndose el malo, Baji se hubiera reído de Kairi por su mirada atemorizada y curiosa de saber qué carajos sucede.
«Cómo un gatito» pensó incluso.
—No le contestaste las llamadas a Mikey —explicó el de cabello corto y lila—, entonces se puso insoportable y, para calmarlo, Draken te llamó.
—Pero no me contestaste tú, si no... alguien más —continuó el de tatuaje en la sien—, y como ese alguien no me contestó dónde estabas y por qué no contestaste la llamada tú mismo, nos preocupamos.
—¡Y vinimos a ver si estabas vivo o secuestrado! —agregó el de menor estatura.
Por cómo contaron lo que sucedió, Kairi dedujo que a quien le contestó la llamada fue, si no se equivocaba, a "Draken", el tipo para nada bajito. Y con solo ver su físico podía también confirmar que sí daba miedo y que no era un tonto cobarde sin razones para temerle tanto a su voz... pero se escondió más al darse cuenta de que su secretito ya estaba al descubierto.
Por otro lado, Baji ató los cabos sueltos y poco a poco dirigió su vista hacía atrás. Chocaron miradas por un segundo y Kairi la desvió inmediatamente hacía otro lado.
—Con que no solo eran fotos, ¿verdad... Kairi? —preguntó Baji con un tono de voz bajo pero atemorizante a la vez.
—¿Mh? ¿Quien es Kairi? —preguntó con curiosidad el de la pequeña coleta.
—Este de aquí —Baji se movió a un lado y tomó del brazo a Kairi, colocándolo frente a los demás.
—H-hola... —Kairi saludó con una sonrisa nerviosa y algo temerosa.
—Ohh —murmuró el tatuado y lo señaló con el dedo índice—. Tú fuiste el que me respondió la llamada, ¿no?
—¡¿Qué no te enseñaron a no contestar las llamadas ajenas, idiota?! —gritó el de cicatriz en el labio con altanería.
