No entiendo

2.4K 77 9
                                    

L. Ya te dije, no quiero verte en mi casa hoy en la noche, si vienes te corto el pene y olvídate de ser el activo en la relación!
Y. Y quién dijo que soy el activo?
L. Bueno, de lo corto a tu novio, me vale un pito quien se quede capado, ya te avise.

Colgué la llamada con Yohem y me puse a preparas una tabla de quesos, lo acompañaría con un vino para el y una limonada mineral, creo que ya me tomé todo el alcohol que tenía permitido en la vida.

Gracias a la terapia deje de tomar, pero el cigarro es algo que aún no suelto, cómo he estado sobria en mi casa no hay alcohol pero tampoco tengo tentación de beber, solo fue una etapa de tristeza en la que perdí el control.

R. Llegó en 30.
L. Te espero.

Ya tenía todo listo, me había bañado con mis mejores jabones y depilado todo el cuerpo, estaba lista, quería sentirme de él y el mío, me puse una lencería diminuta que consistía en un brasier de encaje color negro, una tanga diminuta que apenas cubría mi monte de Venus, unos sexis ligeros, medias de cuadrículas y unos jodidos tacones que en algún punto me pondría después de ir al baño a media "cena".

Roberto llegó justo a tiempo, llegaba un vestido a la rodilla, unos flats y el cabello suelto, el pobre no imaginaba lo que estaba por venir

R. Segura?
L. Si, ya te dije que no pasa nada, no te límites por mi y bebé una copa.
R. Gracias, no diré que lo necesite pero tenía miedo que te sintieras incomoda.
L. Contigo jamás.

Después de un tiempo que creí prudente me dirigí al baño, quite mi vestido y cambie mi calzado, la luz de la sala era tenue y alumbraba un par de velas que había encendido para dar un aura "romántica".

L. Hola.

Se giró a verme y su expresión no tenía precio, se veía la lujuria en la mirada, mordió lentamente su labio inferior mientras que su mirada recorrió mi cuerpo sin pudor, sentí mi entrepierna estremecerse de lo necesitada que estaba, me urgía tenerlo dentro de mi.




Verla semi desnuda solo hizo que mi pene  empezara a despertar, no he tocado a nadie después de ella, había noches que despertaba con una erección entre las piernas por el roce de sus nalgas con esa ropa tan ligera que llama pijama, hay ocasiones donde intento pensar en otra cosa para no caer en los instintos pero otras huyo al baño a masturbarme pensando que es ella de rodillas frente a mi esperando mi corrida.

R. Que es esto?
L. Esto?, Que esto?
R. No juegues Lara, que es eso que llevas puesto?
L. No te gusta?, Si no te gusta me lo puedo quitar.

Lentamente dirigió sus manos a la espalda, desabrochó su brasier y sus senos rebotaron frente a mi, sus pezones erguidos, las ganas de pasar mis dientes en ellos fueron grandes.

R. Lara por favor.
L. Por favor que? Yo solo me quite esa cosa que te molestaba.
R. Es otra cosa la que me molesta
L. No te preocupes, me lo quito también.

Me dió la espalda y pude ver el pequeño hilo entre sus nalgas, se inclino dándome una vista exquisita de ese culo dónde me quería correr, quería jugar con esa entrada y más desde que ví ese lubricante en su mesa de noche, cuando bajo la prenda note que algo brillaba, no entendía que hasta que lo saco dentre sus piernas.

L. Esto ya hizo su trabajo.

Un maldito Pug anal, estaba tentando mi paciencia, el bulto entre mis piernas era molesto y solo quería hundirme en ella, hacerle tanto daño que al día siguiente necesite medicamento para el dolor, hacerla correr hasta que se desmaye de placer.

Mi maestro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora