Capítulo 54: Un mundo de caminos y atajos.

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...


Norte de Daegu, Zona neutral | 5:20 a.m.


Yoongi miró alrededor con confusión, recordaba haber bajado del auto para que Jimin lo relevara tras el volante, pero ahora estaba en medio del pasto amarillento y no había ninguna señal del auto ni de los dos dragones más jóvenes.

—¿Jimin?, ¿Cachorro?, ¡Jungkook! —Gritó girando hacia la derecha, luego a la izquierda, pies desorientados que vacilaban en el próximo paso casi lo hicieron tropezar—, ¡Jimin!

De pronto, escuchó una risa y algo que lo empujó por detrás en las piernas. Se dio media vuelta de forma veloz, pero no había nadie.

—¿Omega? —preguntó dubitativo.

Una vez más la risa infantil lo sorprendió. Esta vez pudo ver una pequeña cabeza rubia con un sombrero enlistonado, esconderse entre los pocos arbustos. Pequeños ojos rasgados se dejaron ver, de un bonito color ambar whisky idéntico a los suyos.

Fue entonces que Yoongi comprendió al instante, estaba soñando.

—¿Hola? ven aquí... —murmuró acercándose a pasos lentos.

El pequeño se mantuvo en su escondite, mirándolo hasta que levemente se paró, era tan pequeño, batallando para caminar en un par de zapatitos negros con medias blancas, llevaba un overol color marrón claro y pequeños guantes negros que se movían conforme balanceaba sus brazos encontrando equilibrio, había piedras en el suelo que entorpecían su camino por lo que Yoongi se precipitó a él, haciendo chillar al niño con sorpresa cuando lo tomó en sus brazos.

—Tú eres... vaya... —lo miró sorprendido.

Los ojos ámbar más pequeños lo miraron curioso hasta que repentinamente se achicaron y los labios se fruncieron en el inicio de una rabieta con llanto.

Y en cuanto el estruendoso grito infantil se infiltró en sus oídos, Yoongi abrió sus ojos en un salto agitado, se había despertado algo caluroso y por el aroma ahumado dentro del coche, supuso que el despertar repentino le había sacado unas cuentas chispas de fuego de los dedos.

—Joder... —murmuró así mismo de pronto teniendo sed y más calor, peinó su cabello hacia atrás con pereza y se dio cuenta que en realidad se encontraba solo en el asiento del copiloto. Se bajó del auto y, a unos pasos de lejanía se encontraban Jimin y Jungkook apoyados contra un árbol.

Más bien, era Jimin acariciando la espalda del joven dragón quien inclinado parecía estar vomitando en el pasto.

—¿Qué sucede? —preguntó ronco y soñoliento una vez estuvo cerca, no podía oler aromas amenazantes, pero si la angustia penetrante de Jungkook.

Business World [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora