Cocinando nuestro amor (Titulo temporal)

Capítulo III - La sorpresa

Dawnesha se encontraba en su hábitat natural, leyendo un libro con sus adorables lentes de lectura, era fin de semana así que se encontraba en su dormitorio compartido con Brooklyn, eran casi las 12 de la mañana y había mucho silencio… Era el momento perfecto para sumergirse en un libro en la comodidad de su caliente cama. Y como si no fuera una situación lo suficientemente irreal tenía un té calentito entre sus manos, no es que hiciera mucho frío… Apenas era otoño pero le gustaba bastante el té, siempre hay una buena excusa para tomarlo. La chica en ese momento se encontraba en un baile medieval, en el exacto momento donde el rey se enamoraría de la plebeya infiltrada y el plan de la campesina comenzaría a marchar, pobre pero sedienta de poder decidió subir en la jerarquía social cueste lo que cueste… ¡Qué emocionante! Pero un suave toque en la puerta la sacó de la danza arcaica… No esperaba visitas, ¿Se habrán equivocado de puerta? Pero tenía que abrir para comprobarlo… Se levantó con pesadez dejando el libro al lado y abrió ligeramente la puerta para ver de quien se trataba, estaba en su vestido de dormir lila preferido pero aun así no era una ropa decente. Al otro lado de la puerta se encontraba un rubio muy elegante que no conocía… lo miró con confusión esperando una explicación, ¿Qué hacía allí?

-Hola, mmm… ¿Este es el dormitorio de Brooklyn? – Preguntó el rubio finalmente.
¿Para qué buscaba a su amiga? ¿Quién era él? Se encontraba muy confundida, hasta que por fin recordó al tipo del club de cocina. ¡Era él!

-Si, ¿Para que la necesitas? - Pregunto Dawnesha más curiosa que antes, ¡Habían venido a buscar a su amiga! ¿Sería para una cita? Quería descubrirlo, quería saber cual era el plan del chico parado frente a ella.

-Quería preguntarle si está disponible para dar una vuelta, aquí en la escuela, algo casual, ¿Puedo hablar con ella? - Decía él con calma, seguridad y una chispa de emoción bien oculta.

-Bueno ella está aquí pero… mejor ve tú mismo. -Dijo la morena abriendo la puerta completamente para que el rubio logrará observar la habitación y a una pelirroja que dormía como oso en temporada de hibernación.

Alexander se sorprendió un poco al ver a Brooklyn envuelta en las sábanas… Se notaba que no era una persona de mañanas por las bolsas oscuras bajos sus ojos pero tampoco esperaba que siguiera dormida a las 11 de la mañana, después de todo no estaban de vacaciones, era un simple fin de semana, pero mentiría si decía que no se le hacía tierno ver a la chica de esa manera, al punto de quedarse un poco embobado mirándola respirar lentamente cosa que obviamente Dawnesha noto ya que interrumpió los pensamientos del rubio.

-Este… si quieres la despierto, espera afuera, ella tarda menos de 5 minutos en "arreglarse".

Cuando el rubio asintió aprobando la idea de Dawnesha esta cerró la puerta y le tiró 3 almohadas a Brooklyn, una tras otra.

-Cinco minutos más… - Dijo por fin la pelirroja medio adormilada retorciéndose en su cama.

-No, tienes que levantarte, ¡Es urgente! - Dijo mientras le retiraba de manera agresiva la manta que cubría a la chica. - ¡El rubio del club de cocina vino a buscarte!

-¡Ay! ¡Qué frío! - El método utilizado por la morena fue efectivo ya que Brooklyn se había levantado de la cama, aunque seguía trayendo cara de sueño era un avance… - ¿Hablas de Alexander? ¿Para qué vendría a buscarme? ¿Cómo sabe que esta es mi habitación?

-¡Si! Ese mismo y no me hagas preguntas difíciles nena, no lo sé, ¡muévete y pregúntale! - Dawnesha se encuentra más eufórica que la propia Brooklyn ya que empujaba a la pelirroja hasta el baño para que se cambiará.

Tardó menos de diez minutos en salir del baño, solo se vistió con unos baggy Jeans, un top con mangas negro y un cardigan de abuela verde, se peino y se cepillo los dientes. Saliendo del baño escucho a la morena quejarse de la ropa que traía por ser muy "básica" para una cita, pero ni siquiera era una cita, ni sabía para qué la quería el rubio pero era momento de averiguarlo, vistió sus converse negras y abrió la puerta para encontrarse con el chico, tan elegante como siempre.