Capítulo 1: Los Vólkov

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Luego de lo ocurrido con el principe Luka, los Bogdánov se quedaron sin heredero, por lo cual el rey Fredek Bogdánov tuvo que dejar su reynado al lord Karolek Vólkov.

-Se que usted esta enterado de lo que pasó con mi hijo Luka.-dijo el rey.

-Si, su majestad, es una verdadera pena la muerte del principe.- respondió el lord.

-Por lo tanto, debo dejarle el trono a usted y su familia, lo escogí a usted como a mi sucesor.- dijo el rey, sabiendo que no le queda mucho tiempo de vida.

-Le prometo que no se arrepentirá de su decisión, majestad.

-Cuida bien del pueblo, son lo mas importante, trata de ser justo y enseñarle eso a tus descendientes.

-Lo prometo.

Una vez dicho eso, el rey dio su ultimo aliento y murió, Rusia habia perdido a uno de sus mejores reyes, y ahora tendria un rey injusto, pero las cosas se pondrian peor al pasar los años.

100 años después

1563, siglo XVI, Moscu, Rusia.

Era un dia de invierno, caia blanca y espesa nieve, los árboles y los terrenos eran cubiertos por ella, Aleksandra Vólkov, una princesa de 20 años, tenia cabello largo hasta la mitad de su espalda de un color cobre, ojos color miel que reflejaban la inocencia y bondad que ella tania, tez blanca como la nieve, y unas cuantas pecas en sus mejillas, de complexion media, hacia honor a su nombre el cual significa protectora de la humanidad, se encontraba cominando por las afueras del castillo, practicando arqueria, ella siempre solia praticar lucha cuerpo a cuerpo, esgrima, pero su favorita era arqueria.

Ella era la proxima heredera del trono, siendo la hija unica del rey Eduard Vólkov, pero no estaba de acuerdo con la forma de administrar el pueblo como lo hacia su padre, el no era justo con el pueblo, siempre los trataba con desprecio y le robaba dinero cobrando demás los impuestos, pero cuando ella gobernara las cosas serian deferentes.

-Rayos, no le di.-dijo la princesa con frustración, al no darle a su objetivo, se dispuso a ir a recoger su flecha, pero pronto se vio interrumpida.

-Majestad, el rey, necesita su presencia el salón.- dijo una de las sirvientas del castillo.

-Gracias por avisarme, en seguida voy.-dijo con una sonrisa amable, la sirvienta hizo una reverencia y se fue.

Aleksandra recogio su flecha y comenzó a caminar hacia el salon del castillo, en su camino recogió algunas flores que empezaron a crecer debido a que el invierno llegaba a su fin dando paso a la primavera y se encontró con una pequeña niña, hija de una de las sirvientas.

-Majestad, que flores tan lindas las que trae.- dijo la pequeña peliroja mientras sonreia.

-Te gustan pequeña?. Ten, te las regalo.- tendio la mano y se las entrego con una enorme sonrisa.

-Whao, en serio?, gracias majestad, es usted muy buena, huelen muy rico.- la pequeña sonreia de oreja a oreja y se dispuso a irse. La princesa continuo con su camino y paso por las enormes puertas del castillo caminando por los amplios y largos pasillos, hasta que se detuvo frente a una gran puerta, dejo su arco y flechas junto a ella y la abrio, al hacerlo se encontró con su padre y dos lords.

-Hija, que bueno que llegas, quiero presentarte al lord Gregori Zhukovski y su hijo Adrik.-dijo el rey, señalando a ambos. Uno de ellos era algo viejo, de tez blanca ojos azules y cabello como la nieve, el otro muy parecido al anterior, de tez blanca, ojos azules, pero tenia el cabello de un color marrón claro.

-Su majestad.-dijo el lord, haciendo una reverencia ante la princesa, ella respondio de igual manera.

-Majestad.-dijo el mas joven, tomando la mano de Aleksandra y depositando un beso en ella. Habia algo en su mirada, que a Aleksandra no le gustó para nada, aun asi ella respondio con una sonrisa sincera.

-A que se debe esta presentación, padre?.-preguntó la princesa.

-El lord Zhukovski y yo, hemos llegado al acuerdo de que tu y su hijo van a casarse.-afirmó el rey, con una gran sonrisa.

-Me niego, padre.- dijo Aleksandra con firmeza.

-Ocurre algo su majestad?.-pregunto Adrik, quien hasta ahora habia estado callado.

-Todo esta bien, podrian dejarme un momento a solas con mi hija? Por favor.- dijo el rey.

-Por su puesto, majestad.- respondio el lord, dando una reverencia junto a su hijo y retirandose hacia la puerta del salon. El rey espero a que salieran y luego se giro hacia la primcesa.

-Se puede saber que demonios pasa contigo!?.

Había una vez...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora