Capítulo dos

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Capítulo Dos

Yo iba a la delantera, así que cuando llegamos paré y sonreí. Dejé que él mirará y me quedé inmóvil unos pasos atrás de él. Dejé que gozara de la vista. Para muchos sería simple, pero para mí no. Ignorando recuerdos, este era un paraíso por unas horas. Me gustaba sentarme en el barranco y sentir que mis pies flotaban. Que estaba a unos centímetros de morir. A unos gritos de paz eterna. A un sentimiento de nada.

Mi hermano me traía acá y me dejaba aprovechar ese sentimiento con él.

–No hay nada mejor que tentar la muerte – decía. Para ese entonces no entendía mucho de lo que decía.

–¿La muerte? ¿No sería la vida?

–¿Por qué lo dices?

–Sería tentar a la vida. Porque pensémoslo. Mira, la vida existe desde hace mucho, ¿no? – él asintió – Entonces, sería tentar a la vida a probar algo que nunca será. La vida nunca será la muerte. La muerte nunca será la vida.

–Pero son similares.

–Eso no los hace iguales. Jamás sabremos que hay después de la muerte mientras estemos vivos, sólo que después de la muerte si sabremos que es la vida. Similares más no iguales.

–¿Y tienes doce años? – preguntó él – Dios, eres más maduro que yo, pequeño Taehyung.

Una lágrima rodó por mi mejilla y la limpié rápidamente. Me acerqué a Jungkook.

–¿Qué te parece? – pregunté.

–Es hermoso. Digo... Dios, mira esa cascada. ¿Nos podemos meter? Y... esas montañas...

–También quisiera meterme a las cascadas, pero es peligroso, debajo de esa tierra hay lava.

–Es como la unión del cielo y el infierno....

–Nunca lo había visto así – dije mirando al paisaje que se alzaba frente a mí –. Te recomiendo gritar, el granjero oirá, pero no puede acercarse. Disfruta de tu pequeña escapatoria. No me quejaré de tus gritos de niña pequeña.

–Si llegas a decir eso frente alguien, juro que te noqueo.

–Ya decía yo que era raro que no me amenazaras. Y hablo en serio. Grita. No volveremos acá, faltan muchas paradas. Deja salir todo en un grito, deja salir el miedo y eso. Aprovecha – me recosté contra un árbol que se encontraba cerca y cerré los ojos.

–Sabes que podría tirarme de acá y morir ahora mismo, ¿no?

–Sí, pero no lo harás.

–¿Cómo lo sabes?

–Confianza. Ya sabes, lo que...

–¡No me falta confianza!

–Yo creo que sí – me encogí de hombros.

Vi como él se sentaba indeciso en el barranco y gritó. Gritó hasta que la voz se le acabó. Y volvió a gritar, noté como dejó salir lo que le pesaba en cada grito. Cada demonio salía junto con cada grito. Cada miedo junto con cada demonio. Y cada herida junto con el miedo. A pesar de que no sé porque desea morir, entendí algo en ese momento. Cada persona sufre sin importar su situación. Mi hermano sufrió por cosas que seguiré sin entender y Jungkook sufre por cosas que no entenderé, pero el dolor será similar o peor. Supongo que pensé que como él es de mejor situación económica, lo hacía incapaz de sufrir.

–El dinero no cura dolores internos – oí la voz de mi hermano en mi oído. Me volteé rápidamente. Busqué desesperado con la vista.

Volví a recostar mi cabeza en el tronco. Soy un idiota. Él está muerto, está bajo tierra. Él ya no es parte de este mundo.

UN DÍA PARA VIVIR | KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora