IV

5K 313 336
                                    

—¡¡NAGI, YA LLEVAS MEDIA HORA CAMBIÁNDOTE!!, ¿¡QUE CHUCHAS ESTÁS HACIENDO!?— Gritó desde fuera de la habitación.

Es decir, ¿Quién se demora media hora cambiándose?

Pero, bueno, cada quien con su tiempo, ¿verdad?

Nagi abrió la puerta lo suficiente para poder sacar su cabeza.

—Ya acabo.— Respondió y cerró la puerta nuevamente.

Reo se quedó dando vueltas en un mismo eje.

Y ahí se acuerda de su celular. ¿Cuántos mensajes y notificaciones tendrá?, no a subido ninguna foto a su Instagram ni Facebook, ¿qué pensará su madre?¿Que le robaron?

— — — —

—Amor, nuestro hijo aún no sube ninguna foto a su Instagram ni nada, ¿le habrán robado...?— Preguntó la señora preocupada.

—No te preocupes, pronto subirá una.

—Tengo que llamarlo.

—Amor...

—Voy a hacerlo.

—Es por eso que no te tiene confianza.

—¿Ah?

—No lo dejas tener privacidad, siempre que llega le empiezas a revisar el celular. Te preocupas mucho por él, pronto será mayor de edad, tenemos que confiar en él.

—¿Y qué haremos si de verdad le robaron?

—Vendrá a avisarnos.

—¿Y si lo secuestraron?

—¡Basta!— Gritó algo molesto. —tienes que confiar más en Reo.

—Mmhh...

— — — —

—¡Nagi!, ¿ya?— Preguntó tocando la puerta.

—Ya voy...

Nagi salió del cuarto con una remera negra con blanco y con otra negro con morado en su mano.

—¿Te acuerdas cuando nos compramos dos remeras que hacen juego?

Reo se quedó viendo las remeras tratando de recordar.

~~~~~~~~~~

—¡Oye, Nagi, mira!— Gritó señalando unas remeras que hacen juego.

—Sí, son unas remeras...— Dijo sin emoción.

—Pero no son cualquieras remeras. ¡Hacen juego!¡Podemos comprarlas para los dos!

—¿...es necesario?

—¡Sí!

~~~~~~~~~~

—Ahhh.... Ya me acordé.— Dijo con un dedo levantado. —Fue un día después que nos conocimos.

—Sí...nunca las utilizamos.

—Nunca quisiste ponertela...—Dijo un poco desanimado.

Y esto no el agradó a Nagi. Sabe muy bien que nunca quizo ponérsela, y es que en ese entonces Nagi no estaba del todo acostumbrado a tener a Reo así de cerca de él.

Pero ahora le encantaría ponérsela.

—Ahora quiero.— Dijo mientras mientras abrazaba a Reo con fuerza.

Reo correspondió al abrazo. Al final terminaron con Nagi acostado en la pared y Reo acostado en Nagi. Claro que seguían abrazados.

Pero cuando Nagi se dio cuenta de todo, para no incomodar a Reo se separó de él levemente.

Idiota CelosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora