III

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—Oye, Nagi, ¿por qué me compraste las margaritas?

Nagi lo miró confundido.

—¿Por qué no lo haría?, eres mi amigo.— Aunque él sabe que la palabra "amigo" no es la forma en la que él quiere verlo.

—Es decir, sí, agradezco eso, pero, ¿por qué lo hiciste?

—Supongo...que-

—Nada de "supongo". Dime porque lo hiciste, sin rodeos.— Interrumpió.

Nagi se quedó en blanco.

O le decía que lo hizo porque le gustaba verlo feliz y dar a entender que le gusta, o se inventa cualquier cosa.

Pero también es muy probable de que Reo se dé cuenta de su mentira.

—Ahh...— Soltó en un suspiro. —solo quize hacerlo. De todas formas, tu siempre haces todo por mí, además de que hoy me has cuidado como si fuera un bebé, así que solo quería darte algo en forma de recompensa.— Respondió y siguió acostado en el sillón.

—Mmm...— Dijo mientras se mantenía mirando al techo. —Pues...— Antes de terminar su oración, se tiró encima de Nagi. —Te lo agradezco, idiota.— Y sonrió.

Nagi iba a decir algo, pero solo se limitó a abrazar a Reo, a sentir su calor corporal, a sentir su olor, a estar con él.

Sí, algo demasiado subido de tono, pero no le falta mucho para cumplir 18 años, las hormonas lo están alterando.

Poco después llegó la madre de Nagi con algunas bolsas en mano.
Reo se paró a ayudarla y Nagi agarró su celular.

Era ramen.

La madre de Nagi se disculpó con Reo, ya que no tenía el dinero suficiente para pagarle todo lo que le debía. Pero Reo negó todo, diciendo que no era necesario.

Nagi recordó al instante su "visita" a la comisaría. ¿Se lo deberían decir?, si lo hace lo van a castigar, así que mejor no.

Terminaron comiendo y Reo se tuvo que ir a su casa. Pero hubo otro problema. Y es que Reo tenía puesto la ropa de Nagi, y no podía ir a su casa así. Por eso entró con Nagi a su cuarto para cambiarse, pero antes Nagi lo detuvo.

—Quédate así.— Dijo mientras le daba a Reo su ropa. -El uniforme es demasiado incómodo, otro día ya me lo devuelves.

Reo solo se le quedó viendo atónito para después darle un fuerte abrazo y salir de la casa.

Nagi volvió a su actitud típica y apagada.

"Ese no es..." Pensó mientras divisaba algo tirado en su sillón.

—El celular de Reo.— Dijo y fue a agarrarlo.

—¿Ah?— Dijo su madre acercándose. —Reo-kun se olvidó su celular.

—Sí...

—¿Ahora?

—Se lo devolveré mañana.

—¿Reo-kun vendrá mañana?

—Tal vez.....

—Cierto. Reo-kun estaba un poco diferente, con ese cerquillo que se hizo.

—Sí, le quedaba bien.

—¿Sabes por qué se lo hizo?, yo noté una pequeña mancha roja en su frente.

—...

—¡Oye, ¿me estás escuchando?!

Lamentablemente Nagi no escuchaba ni una sola palabra que le decía su madre. Solo se mantenía pensando en la imagen de Reo con este corto cerquillo en su frente.

Idiota CelosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora