1 | Las becas

111 5 26
                                        

Frederick saltaba de un lado hacia el otro mientras en su cara permanecía una ancha sonrisa. Sus ojos brillaban con locura y su felicidad era tan grande que cualquier amargado sería innegablemente contagiado con su alegría.

Pero yo era todo lo contrario a él, mis ojos estaban abiertos como pelotas de tenis al igual que mi boca, mis manos y mi cuerpo temblaban como gelatina y no sabía qué exactamente sentir con respecto a esta situación. Si Frederick desprendía felicidad, yo desprendía sorpresa y negatividad.

Estaba consciente de mis logros y mis notas sobresalientes, pero jamás imaginé que mi propio colegio fuera capaz de recomendarme al instituto más prestigioso de toda Europa.

Y que de paso ellos me aceptaran.

Oh por Dios.

—¡Eso es increíble, Ivanna!, ¡Por fin iremos a Europa! .—Gritaba Frederick, saltando tan feliz como un cabrito en pradera. Nunca lo había visto tan emocionando,   exceptuando unas cuantas veces donde conseguía robuxs de quién sabía qué manera, pero, ¿Esto?

¿Qué mierda era lo que pasaba?

Para Frederick esto era increíble, pero para mí no.

Lo primero que viene a mi mente era el estatus social. Dios mío, apostaba a que los adolescentes que eran estudiantes de Rumania High School tenían muchísimo dinero. Debían ser niños ricos que siempre tuvieron todo lo que quisieron desde pequeños y vivían rodeados de billetes.

Otra cosa era que allá tenía que compartir habitación con una chica, porque no nos iban a dejar salir de ese maldito plantel hasta las vacaciones o fechas importantes donde iríamos de visita a un pueblo de por ahí y necesitaríamos urgentemente un sitio para "descansar"y dormir. Era como una especie de internado, o una cárcel a lo que mi respecta.

Sin embargo, yo siempre había sido la mayor fanática de tener mis cosas en un lugar apartado del mundo, pero compartir habitación con alguien más era antónimo de la palabra "privacidad" y no me gustaba nada.

—¡¿Estás demente o por qué estás tan emocionado?! .—Le chisté, volteándome hecha furia.

Enseguida, él dejó de saltar y me miró con sus ojos rasgados bien abiertos.

—¿Qué? .—Soltó como si no hubiese entendido mi pregunta, o como si yo no hubiese entendido lo fantástico de la situación, pero tenía razón, no entendía qué le veía de bueno—. ¿Te estás dando cuenta que Rumania High School, uno de los colegios más prestigiosos en el mundo en el cual muy pocos son afortunados de entrar, nos quiere en su instituto para estudiar totalmente gratis? .—Dio unos cuantos pasos hacia mí, e inclinó su cabeza para ponerse a mi estatura—. Gra-tis. —Recalcó como si fuese una tarada.

Un gruñido salió de mi garganta apenas lo tuve así de cerca y, con mi dedo índice, impulsé su frente hacia atrás con fuerza, apartándolo y haciéndome a un lado.

—¿Y sabes que en ese colegio existen niñitos adinerados que son capaces de tratarnos como basura solo por ser becados y no tener el mismo sistema económico que ellos? .—Contraataqué, para nada de acuerdo con todo lo que estaba sucediendo.

¿Qué iba a pensar yo que nuestros padres nos citarían en una reunión solo a nosotros dos después de un culto de jóvenes un día sábado, y que nos iban a dar la tremenda y maravillosa noticia de que un colegio en el extranjero nos había contactado y que nos había ofrecido una beca para que estudiáramos bajo su sello?

Eso nos cayó como un balde de agua fría a ambos. Pero cuando reaccioné, claramente objeté, y exigí que revisaran si era verdad y si no era una especie de estafa, a lo que ellos me contestaron que no, que no lo era, y que lo habían estado investigando durante días y que hoy, pudieron finalmente confirmar, que todo esto iba en serio.

Rumania High SchoolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora